Ciudadanía, derechos humanos y valores de la Unión Europea

AuthorMeritxell Batet
ProfessionComisión de Asuntos Exteriores Congreso de los Diputados.
Pages157-162

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Los conceptos del título que nos sugieren los organizadores de estas Jornadas dedicadas al análisis del nuevo Tratado que sustituye al Tratado por el que se establece una Constitución para Europa son fundamentales para seguir construyendo esta Europa. Diría que seguramente son los conceptos esenciales para su sólida articulación, básicos para poder seguir en un orden compartido como en el que estamos. Prueba de ello es que cuando se aborda una comparación entre el Tratado constitucional y este nuevo Tratado de Lisboa, el tema del concepto de ciudadanía, su papel en el texto, o el valor jurídico de la Carta de derechos fundamentales son ejes protagonistas del debate.

No pretendo en las líneas que siguen hacer un análisis jurídico de los conceptos de ciudadanía, derechos humanos o valores europeos, sino que me centraré en un análisis eminentemente político.

Como decía el Secretario de Estado para la Unión Europea, Alberto Navarro, Europa se hará con los ciudadanos o no se hará. Afirmación que de otro lado podemos aplicarla a cualquier realidad jurídico-política (un Estado democrático se hace con sus ciudadanos o no se hace, obviamente), pero en el caso europeo la afirmación no es tan clara, puesto que en ocasiones se ha tenido la sensación de que con un grupo de buenos técnicos y un puñado de mentes privilegiadas nos podíamos inventar un orden europeo global. Parece que cada vez es más evidente que no, que eso no es posible y continuar pensándolo es un error.

Europa no es un conglomerado de buenas leyes o una arquitectura burocrática bien preparada. El futuro de Europa, su éxito, pasará por la construcción de una Europa política y una Europa social que promuevan nuestros valores y nuestros principios, que son lo que nos une: el respeto a la dignidad y a los derechos humanos, la libertad, la democracia, la igualdad y el Estado de Derecho. Estos valores, en definitiva, tienen que empezar a proyectarse directamente en los ciudadanos y en su bienestar, y, sobre todo, ellos, nosotros, así lo tenemos que percibir. Page 158

Poner en valor estos conceptos debería ser una prioridad para los poderes públicos y para todas aquellas personas con responsabilidad política o institucional. La desafección con la vida pública, el descrédito y por ende el relativismo, pueden afectar severamente a la creencia en un sistema democrático. Y eso ya no implica sólo a la Unión Europea y a sus instituciones.

Se dice que Europa debe acercarse a la ciudadanía y eso quiere decir cosas tan simples y tan complejas a la vez como, por ejemplo:

  1. Explicar las acciones, inversiones y políticas realizadas por la Unión en cada uno de los Estados Miembros. Parece que no tiene demasiado sentido que los ciudadanos no conozcamos los fondos europeos invertidos en infraestructuras de nuestras ciudades y pueblos o en cualquier otro ámbito.

  2. Tener figuras o líderes reconocibles con el proyecto común (por ejemplo, un Presidente que tendrá con el nuevo texto un mandato de dos años y medio). La idea de un liderazgo, y sobre todo, la idea de que alguien hable en nombre de la Unión, dejando de lado los intereses de cada uno de los Estados miembros sería algo muy positivo. Demasiadas veces prevalecen los intereses nacionales a los intereses generales de la Unión.

  3. Conseguir una mayor movilidad y visibilidad de los comisarios europeos. En el mismo sentido, los responsables de áreas en...

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