La Diplomacia Europea como Diplomacia Común
Author | Francisco Aldecoa Luzárraga |
Profession | Catedrático de Relaciones Internacionales. Universidad Complutense de Madrid |
Pages | 19-41 |
LA DIPLOMACIA EUROPEA COMO
DIPLOMACIA COMÚN
Francisco Al d e c o A lu z á r r A g A
Catedrático de Relaciones Internacionales
Universidad Complutense de Madrid
I. PRESENTACIÓN y ObjETIVOS DE ESTE TRAbAjO
Casi sin darnos cuenta, y tras un largo proceso de gestación a lo largo
de la primera década del siglo x x i , ha nacido la diplomacia común eu-
ropea. Y ha nacido como consecuencia de una insatisfacción generaliza-
da del papel jugado por Europa en el mundo —a pesar de algunos acier-
tos y de ciertos avances—, especialmente desde los cambios acaecidos en
1989 y a partir de la entrada en vigor del Tratado de Maastricht en 1992,
con la creación de la PESC entre otros avances.
Esta insatisfacción contrasta con la valoración comúnmente acep-
tada de que el proceso de integración europea es la historia de un éxito
en el que a lo largo de sesenta años —sus sesenta años de vida— se ha
cambiado la faz de Europa, consiguiendo en gran medida la paz entre los
europeos, la prosperidad económica, la consolidación de la democracia
y el desarrollo de una sociedad del bienestar madura.
Comenzaron este proceso un grupo reducido de Estados —seis al
principio, la denominada «Pequeña Europa»— que han sabido exten-
derlo a través de cinco ampliaciones a la mayor parte del continente
europeo, abarcando hoy a 27 países —muy pronto 30 o 35—, con más de
500 millones de habitantes, y consiguiendo, sobre todo, que la Unión Eu-
ropea sea identificada con Europa y represente a Europa en su conjunto,
ya que no existe un grupo de Estados que reflejen una alternativa. Los
Estados europeos que están fuera de la Unión Europea o son candidatos,
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o van a serlo, o participan en su política de vecindad, o son Noruega y
Suiza, que si bien no son Estados miembros pertenecen a muchas de
sus políticas y por ejemplo son miembros de Schengen. Y en materia de
política exterior, sus diferencias son mínimas.
Sin embargo, esa misma satisfacción, casi unánime, no se encuentra
a la hora de valorar la dimensión exterior de la integración europea y,
a pesar de que se aprecian algunos de sus avances, se entiende que la
UE no juega el papel que le corresponde en la sociedad internacional de
la globalización 1. Para defender su propio modelo político, económico
y social, diferente al de los demás actores, y conseguir que influya en
las transformaciones de la gobernanza mundial, hace falta un cambio
profundo en su modelo político y diplomático, y no solo a través de una
evolución material de la organización exterior de la Unión Europea.
Este trabajo trata de explicar la génesis, el nacimiento, el inicio y
la aplicación de la diplomacia común europea —que en parte es con-
secuencia de la explicitación del modelo de federalismo interguberna-
mental que el Tratado de Lisboa pone en marcha— y, especialmente,
su alcance y significado. A mi juicio, un gran cambio. Por ello utilizo la
expresión de nacimiento, ya que entiendo que la nueva diplomacia eu-
ropea, la diplomacia común, es algo conceptualmente diferente de lo que
existía anteriormente, pues hasta ahora únicamente se daban algunos
elementos de diplomacia, tanto en las relaciones exteriores de la comu-
nidad (delegaciones de la Comisión) como en la política exterior y de
seguridad común (delegaciones del Consejo), o a través de las embajadas
de los Estados miembros que desempeñaban semestralmente la Presi-
dencia de la Unión.
Para desarrollar este planteamiento analizaré las insuficiencias de
las diferentes etapas de la dimensión externa de la Unión Europea y ex-
plicaré por qué surge, con el cambio de siglo, la necesidad de una refor-
ma profunda en el modelo de política exterior, ante la falta de unidad,
coherencia, eficacia y visibilidad que se aprecia en el papel de la UE en
el mundo. Asimismo, estudiaremos la opción —fundamental— de em-
prender la reforma de la política exterior común a través de la iniciativa
de puesta en marcha de la diplomacia común. Esta iniciativa surge ante
la imposibilidad de reformar directamente la política exterior común a
través de su comunitarización o mecanismos equivalentes (que es lo que
solicitaba, entre otros, la Comisión Europea) 2, ya que algunos Estados
miembros se negaban taxativamente a dicha posibilidad porque no que-
rían perder soberanía en este ámbito. En la medida en que no es posible
comunitarizar la política —la decisión— se busca la alternativa de co-
1 Como ejemplo de crítica sobre la falta de protagonismo exterior de la UE, vid. el
Informe del Grupo de Sabios presidido por el expresidente Felipe González: gr u P o d e
re F l e x i ó n s o B r e e l Fu t u r o d e l A UE en 2030, Informe al Consejo Europeo «Proyecto
Europa 2030. Retos y oportunidades», mayo de 2010.
2 co M i s i ó n eu r o P e A , «Un proyecto para la Unión Europea», Contribución a la Con-
vención Europea, Bruselas, 22 de mayo de 2002 [CONV(2002) 247 final].
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