El fracaso de la cumbre de Bruselas

AuthorÁngela Figueruelo Burrieza
Pages197-203

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Europa, que es camino y no posada, continúa su andadura con dificultades en los últimos tiempos. Los Estados siguen siendo los dueños de los Tratados y ejercen sobre ellos su dominio. Buena prueba de este aserto es el fracaso de la Cumbre de Bruselas celebrada los días 12 y 13 de diciembre de 2003. La Conferencia Intergubernamental abierta en Roma el 4 de octubre de este año no consiguió su objetivo: La aprobación del Tratado Constitucional.

La prueba escrita del dramático final de la reunión del día 13 quedó plasmada en la declaración final que zanjó dicha Conferencia Intergubernamental (C.I.G.). La brevedad del texto se correspondía con el fracaso sin precedentes de la Cumbre de Bruselas en la cual los Jefes de Estado y de Gobierno de los veinticinco (los quince Estados miembros actuales más los diez países que aspiraban a la ampliación), no lograron ponerse de acuerdo sobre el reparto de poder en la futura U.E. Dice así la Declaración final:

"El Consejo de Europa toma nota de que no ha sido posible para la Conferencia Intergubernamental lograr un acuerdo global sobre el Tratado Constitucional en este momento. Se le pide a la presidencia irlandesa que, sobre la base de consultas, haga una valoración de las perspectivas de progreso e informe al Consejo Europeo en marzo".

Los objetivos del nuevo Tratado para que la Unión Europea del siglo XXI afrontase los retos que se le han planteado no se consiguieron en ese momento. Las causas del fracaso eran más preocupantes que los efectos, pues desde el punto de vista práctico, el hecho de que la "Constitución"Page 198 se aprobase en el 2004 o en el 2005 importaba poco porque, hasta el 2009 el sistema institucional se iba a regir por el Tratado de Niza de 2001, vigente desde 2002. Lo extraño es que se haya podido recorrer este camino sin una crisis importante en los últimos años. En ninguna de las ampliaciones previas se desconfió tanto de los nuevos socios, pues si los Tratados de Amsterdam y de Niza ya tomaban precauciones frente a la ampliación, el "non nato" Tratado Constitucional y los nuevos Tratados de Adhesión firmados refuerzan esas previsiones en el terreno económico y en el respeto a las normas democráticas.

Esto es debido a la desconfianza acumulada durante años y que ahora ha colmado el vaso. Se dan desconfianzas entre las instituciones, entre Estados grandes y pequeños, entre Estados viejos y nuevos, entre proamericanos y europeístas en materia de seguridad... La desconfianza en esta necesaria pero no bien preparada ampliación y la existencia de una hiperpotencia solitaria ha hecho que algunos países fundadores de la U.E. hayan pretendido dirigir la elaboración del Tratado Constitucional, porque, al parecer, existe una diferencia de cultura entre los países con tradición de pertenencia a la Europa Unida y los otros advenedizos o recién llegados. Incluso, por parte de Francia, se pretenden lanzar "grupos pioneros". Pero, quizás, resulte excesivo el temor de los países fundadores a una pérdida de poder e influencia en el seno de la gran Unión ampliada. A mayor abundamiento por parte de Francia se llega a apreciar una cierta diferencia de cultura entre los países con una larga experiencia en Europa y los recién...

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