Presentación

AuthorJorge Montes Salguero
ProfessionVicerrector de Alumnos y Extensión Universitaria de la UNED
Pages15-18

La comprensión de la realidad europea actual, en sus múltiples dimensiones (económica, sociológica, jurídica, política...) debe partir de una profundización previa sobre la gestación, desarrollo y progresiva conformación histórica de lo que se ha dado en llamar idea o conciencia europea. Esta expresión, cuya latencia se ha dejado sentir a lo largo de los siglos, aparece a los ojos del científico actual como una categoría histórico-jurídica y política esencial para explicar el devenir de múltiples acontecimientos que han contribuido a configurar la tradicional Historia de Occidente.

La memoria del pasado, lejos de constituir un vano ejercicio de erudición científica, viene a sustentar cualquier afirmación que queramos efectuar sobre el presente; ignorar lo pretérito es síntoma de barbarie y retroceso y si, precisamente, por algo se han caracterizado sus contrarios (civilización y progreso) ha sido por hundir sus raíces en la suma de las memorias de sus antepasados. El hombre ha tratado a lo largo de la Historia de refugiarse en aquello que de su pasado le permite proyectarse hacia el futuro, como si a través de ello escapase a sus propias circunstancias vitales y por medio de una catarsis colectiva lograra su autorrealización. Y, precisamente parece que subyace, sobre estos principios la tan manida en la actualidad idea o conciencia europea.

Europa ha sido siempre un continente del espíritu en el que han concurrido múltiples ingredientes (humanismo griego, imperialismo y juridicidad romanas y universalismo cristiano) que le han otorgado una fisonomía particular. A su vez, movimientos como la Reforma o la Ilustración, o personajes de la talla europeísta de un Carlomagno (coronado significativamente como Rex Europeae) han contribuido definitivamente al arraigo de su idea o conciencia como categoría histórico-jurídica.

Una idea se caracteriza intrínsecamente por ofrecer una visión unitaria de una realidad. Sin embargo, la idea que representa a Europa ha reflejado históricamente una realidad variada, plural (e incluso contradictoria) que ha sido y es, esencialmente, diversa. Ello es así porque los anhelos de la conciencia o idea europea se han asentado en la lucha permanente contra la fragmentación, sobre la base de la afirmación (prácticamente constante) de una unidad histórica y orgánica. Este hecho, que ha servido en el siglo XX para conformar su estructura político-jurídica de forma explícita, obliga a redefinir los parámetros tradicionales...

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