El referéndum español II. Las negociaciones con los grupos minoritarios

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Los grupos parlamentarios de CIU, ERC, IU y Cha, dentro del Mixto, reclamaron al Gobierno que satisficiera sus peticiones a cambio de apoyar la Constitución Europea. En el caso de los nacionalistas catalanes, fue el reconocimiento de las lenguas cooficiales del Estado en la Unión lo que motivó toda su precampaña electoral hasta que logró que el Ejecutivo respondiera positivamente a su petición y, consecuentemente, defendió el tratado. ERC se alió con CIU en este terreno aunque finalmente optó por el 'no' al texto, pero además condicionó su apoyo a los presupuestos Generales del Estado (PGE) a que el Gobierno imprimiera un giro en la política fiscal y aliviara de la capital en favor de las regiones periféricas la concentración de recursos que mantenía Madrid. Por su parte, la federación de izquierdas pretendía conseguir una Europa unida y federal, promotora de la paz y el desarme al servicio de los intereses de sus ciudadanos, objetivos que en su opinión no recogía la Constitución Europea y por ello se decantó por rechazarla. La Chunta optó por esperar a que los PGE concretaran las inversiones que se realizarían en aragón para definir su posición ante el tratado, lo que le motivó que votara 'sí' a los presupuestos pero 'no' a la Constitución Europea porque debilitaba la Europa social.

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6.1. Convergencia i Unió (CIU) apoya la Constitución pero exige el reconocimiento del catalán en la UE

CIU fue la fuerza política que más tiempo y empeño puso en conseguir que el Gobierno respaldara su petición de que Cataluña tuviera voz propia en la Unión. Ya en el mes de octubre de 2004 y tras una reunión de sus dos principales líderes, Josep Antoni Durán Lleida y Artur Mas, con el ministro de asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, la coalición recordó que apoyaría el texto si el Gobierno trabajaba para lograr ese objetivo.

Y es que casi seis meses antes, en abril, el candidato de CIU a las elecciones europeas, Ignasi Guardans, había anticipado que su formación se plantearía un rechazo a la Constitución Europea si finalmente no se incluía el reconocimiento del catalán en la Unión. Pocos días después, el Gobierno presentaba una propuesta en la UE para que la lengua de Cataluña, país Vasco y Galicia tuvieran un reconocimiento explícito en la UE, una iniciativa que obtuvo bastantes posibilidades de ser aprobada pese a las reticencias originadas en Francia y en los países bálticos. De hecho, la presidencia irlandesa proponía incluir un segundo párrafo al artículo 10 de la IV parte del proyecto de tratado constitucional, relativo a las lenguas, según el cual: "Este tratado puede ser también traducido a las lenguas que determinen los Estados miembros entre las que, de acuerdo con su ordenamiento constitucional, gocen de un estatuto oficial en todo o parte de su territorio; una copia certificada de esas traducciones será facilitada por el Estado afectado para ser depositada en los archivos del Consejo". El primer párrafo recogía textualmente: "El tratado por el que se instituye la Constitución, redactado en un ejemplar único, en lenguas alemana, danesa, española, finesa, francesa, griega, inglesa, irlandesa, italiana, neerlandesa, portuguesa, sueca, checa, estonia, letona, lituana, húngara, maltesa, polaca, eslovaca y eslovena, cuyosPage 85 textos en cada una de estas lenguas son igualmente auténticos, será depositado en los archivos del Gobierno de la República italiana, que remitirá una copia autenticada a cada uno de los Gobiernos de los restantes Estados signatarios", como se hacía desde el primer tratado de la Unión.

Tras manifestar el Ejecutivo su voluntad inequívoca de lograr estos objetivos, los dirigentes de la coalición insistieron en que la sociedad catalana debía tener claro el 20 de febrero...

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