Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre «Los posibles efectos positivos o negativos del aumento de las exigencias políticas medioambientales y energéticas en la competitividad de la industria europea»

SectionActos preparatorios

Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre «Los posibles efectos positivos o negativos del aumento de las exigencias políticas medioambientales y energéticas en la competitividad de la industria europea»

(2008/C 162/14)

El 20 de septiembre de 2007, la Presidencia eslovena solicitó al Comité que elaborase un dictamen exploratorio sobre el tema

Los posibles efectos positivos o negativos del aumento de las exigencias políticas medioambientales y energéticas en la competitividad de la industria europea

.

La Sección Especializada de Transportes, Energía, Infraestructuras y Sociedad de la Información, encargada de preparar los trabajos en este asunto, aprobó su dictamen el 23 de enero de 2008 (ponente: Sr. WOLF).

En su 442o Pleno de los días 13 y 14 de febrero de 2008 (sesión del 13 de febrero de 2008), el Comité ha aprobado por 128 votos a favor y 1 abstención el presente Dictamen.

Contenido:

1. Síntesis y conclusiones

2. Situación actual y observaciones generales

3. Observaciones específicas - Análisis y consecuencias

4. Consideraciones específicas y recomendaciones

1. Síntesis y conclusiones

1.1 El presente Dictamen del Comité se centra en la temática de la política energética y el cambio climático y examina en qué circunstancias se originan efectos positivos o negativos para la competitividad de la UE si se reducen de manera considerable el consumo de energía y la emisión de gases de efecto invernadero. En él se tratan sobre todo los aspectos económicos de la cuestión.

1.2 En razón de las dependencias recíprocas entre competitividad, fortaleza económica, empleo y bienestar social de los ciudadanos, la cuestión planteada también tiene gran significación para el futuro social de Europa.

1.3 El Comité llega a la conclusión de que los retos derivados de ello brindan la oportunidad de desencadenar en Europa una ola de innovación e inversiones que podrá robustecer la economía y la competitividad (global) de la industria europea. Si se logra esto, las ventajas predominarán también en lo que respecta a la situación del empleo y al fortalecimiento del modelo social europeo.

1.4 Para ello la condición decisiva es que las políticas energética, económica y de investigación adopten las medidas adecuadas, apliquen los principios correctos y eviten el exceso de reglamentación. De lo contrario, existen motivos para pensar que los efectos negativos -demasiado consumo de energía demasiado cara, pérdida de competitividad de la economía, efectos de deslocalización, puesta en peligro del modelo social europeo- prevalezcan y puedan llevar a evoluciones críticas. Disponer de energía asequible es una condición vital e irrenunciable para las modernas empresas industriales y de servicios con todos sus logros sociales y culturales. Por esta razón, no pueden aumentarse de manera suplementaria los costes energéticos con medidas estatales que inevitablemente excederán lo exigido por la protección del clima y la disminución de los recursos.

1.5 Por consiguiente, el motivo principal de los objetivos e instrumentos relativos a la política de lucha contra el clima debe ser la mejor rentabilidad posible; sólo de esa manera los costes de las economías nacionales y la carga social de los ciudadanos se minimizan. En cuanto a la protección del clima, se trata de estimar los costes para evitar un determinado volumen de emisión de gases de efecto invernadero (por ejemplo, costes ligados a la reducción de CO2). Y, por lo que se refiere al consumo energético o a la seguridad del suministro, de medir la eficiencia energética. (Por esta razón, importa contar con una definición adecuada de estas medidas). Por lo tanto, los instrumentos europeos de política energética y climática deberían centrarse en medidas rentables de eficiencia energética y en el uso de tecnologías energéticas rentables y sostenibles.

1.6 Las medidas a escala europea deberían ajustarse a una política energética y medioambiental que favorezca el procedimiento cooperativo, con colaboraciones entre el sector privado y el público, y en la que se aprovechen al máximo y se pongan en relación los distintos puntos fuertes económicos, geográficos y de recursos de los distintos países. Por ejemplo: las tecnologías de uso de las energías renovables dentro de Europa deberían utilizarse en los casos en que se reúnan las mejores condiciones, en especial climáticas, incluidos los modos de transmisión adecuados, y no en donde se fomenten más a nivel nacional. Además, también se debería aspirar a cooperaciones globales para desarrollar y aplicar tecnologías que reduzcan los gases de efecto invernadero y sean energéticamente eficientes.

1.7 A pesar de la urgencia de la cuestión climática, el ritmo de las transformaciones y cambios indispensables del suministro y consumo energéticos no debe ir por delante de la capacidad de la economía y la sociedad. Parámetros a este respecto son, por ejemplo, los ciclos de amortización, los períodos de formación, las iniciativas de desarrollo para nuevas tecnologías, así como, en particular, las adaptaciones socialmente sostenibles, las medidas de formación y otros cambios de la sociedad. La investigación y el desarrollo deben aportar una importante contribución a esta cuestión.

1.8 Siguiendo un enfoque de abajo arriba, se deben posibilitar y fomentar las propias iniciativas de todas las partes interesadas, así como la multiplicidad, la diversificación y la flexibilidad de los procedimientos técnicos y económicos, ya que sólo con la diversidad y la competencia de los distintos principios, innovaciones y procedimientos se puede dar lugar a la robustez

necesaria frente a las distintas crisis y se puede disponer de las tecnologías específicamente eficaces en cada caso. Conforme a esto también es necesaria una combinación energética amplia de la que no se debe excluir demasiado temprano ninguna tecnología adecuada (1).

1.9 En los objetivos, normativas e instrumentos de política energética se deberían observar los límites de lo que es técnicamente posible y evitar en todo caso el exceso de reglamentación y las interferencias que conducen a contradicciones. Estas últimas ocasionan asignaciones inapropiadas y llevan a aumentos innecesarios de los costes, que a su vez son perjudiciales para el bienestar y la competencia. Asimismo, estos objetivos e instrumentos deben ser fiables a largo plazo, ya que con ellos tendrán lugar inversiones y nuevos desarrollos muy costosos, cuya rentabilidad para la economía -esto es, para el empleo y el bienestar- se produce sólo tras un tiempo considerable.

1.10 Siempre que sea posible, los incentivos del mercado, como, por ejemplo, una asignación bien definida de derechos de emisión, deben preferirse a toda normativa pormenorizada. Contar con costes energéticos asequibles sigue siendo una condición para la competitividad global, para los servicios sociales básicos y para la formación de capital de la industria europea necesaria para las nuevas inversiones y los gastos en I +D.

1.11 Además, es necesario investigar y desarrollar de manera intensa y amplia las tecnologías energéticas respetuosas con el medio ambiente y eficientes, así como formar a los ingenieros, científicos y técnicos necesarios para ello. Hay que seguir desarrollando con ahínco nuevos métodos para la utilización de energías renovables, que se hallan aún lejos de ser rentables. Pero esto no debe ocurrir imponiéndolos demasiado pronto en el mercado mediante ayudas elevadas (o precios de compra obligatorios). En su lugar, estos costes deberían invertirse en reforzar la investigación y el desarrollo de tecnologías energéticas sostenibles y de reducción de CO2 hasta que éstas estén preparadas para su comercialización. Por esta razón, todas las medidas deberían hacer hincapié en el desarrollo innovador y la aplicación eficaz de tecnologías energéticas eficientes, respetuosas con el medio ambiente y competitivas.

1.12 No obstante, hay que señalar, en particular, que todos los objetivos globales y vinculantes para todos los emisores principales son necesarios para lograr un «régimen en igualdad de condiciones» general. Sólo de este modo puede evitarse que los altos costes energéticos en la UE lleven a una distorsión global perjudicial de la competencia, comenzando por el alejamiento progresivo de las industrias con alto consumo de energía, sin que por ello se haya servido en modo alguno a la protección del clima («carbon leakage»). El Comité apoya los esfuerzos de todos los actores europeos en favor de este objetivo (por ejemplo, la Conferencia de Bali). Hasta que éste se materialice, se deben evitar las cargas que distorsionen la competencia para estas industrias. Sin estas industrias Europa no es competitiva de manera sostenible.

2. Situación actual y observaciones generales

2.1 La importancia de la energía. El desarrollo y la utilización intensiva de procedimientos industriales, máquinas y medios de transporte que consumen energía han contribuido de manera decisiva al logro de nuestro actual nivel de vida: la energía ha liberado al ser humano de la carga del trabajo físico más penoso, ha multiplicado su productividad, ha creado la luz y el calor, ha revolucionado la rentabilidad agraria y le ha permitido una movilidad y comunicación insospechadas. La energía se ha convertido en un motor indispensable de las economías sociales...

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