Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre «Completar la UEM: el pilar político» (Dictamen de iniciativa)

SectionDictamen de propia iniciativa

8.10.2015    ES Diario Oficial de la Unión Europea C 332/8

Ponentes: Carmelo CEDRONE y Joost VAN IERSEL

El 22 de enero de 2015, de conformidad con el artículo 29, apartado 2, de su Reglamento interno, el Comité Económico y Social Europeo decidió elaborar un dictamen de iniciativa sobre el tema

Completar la UEM: el pilar político

.

La Sección Especializada de Unión Económica y Monetaria y Cohesión Económica y Social, encargada de preparar los trabajos en este asunto, aprobó su dictamen el 6 de mayo de 2015.

En su 508o pleno de los días 27 y 28 de mayo de 2015 (sesión del 27 de mayo), el Comité Económico y Social Europeo aprobó por 183 votos a favor, 16 en contra y 16 abstenciones el presente dictamen.

Con vistas al futuro mandato del Parlamento Europeo y la Comisión Europea, el CESE aprobó en julio de 2014 un dictamen sobre el tema «Completar la UEM — La próxima legislatura europea». En noviembre de 2014 se publicó una actualización elaborada por los ponentes. El objetivo era formular un conjunto coherente de políticas para reforzar la estructura y la efectividad de la UEM.

El CESE distingue cuatro pilares: un pilar monetario y financiero, un pilar macroeconómico y microeconómico, un pilar social y un pilar político. Los cuatro se relacionan entre sí. Con respecto a los pilares monetario y financiero, económico y social, el CESE ha aprobado una serie de dictámenes. Ahora el CESE analiza de manera más específica las cuestiones asociadas a la dimensión política e institucional general de la UEM, que está íntegramente en manos de los Estados miembros y del Consejo Europeo. Esta dimensión afecta a un grupo central de países de la UEM, pero también está abierta a otros posibles países candidatos al euro que quieran seguir el mismo camino.

1.1. Tras seis años de crisis financiera y económica, parece más difícil que nunca predecir el futuro económico y social. Dados los retos geopolíticos y económicos que se plantean, solo una UEM sólida permitirá garantizar una estabilidad orientada hacia el futuro.

1.2. La UEM sigue siendo frágil, como se desprende del diagnóstico y el análisis DAFO (puntos fuertes, puntos débiles, oportunidades, peligros) que se llevan a cabo más adelante. El CESE considera que se necesita una gobernanza económica más efectiva y democrática para afrontar los desequilibrios persistentes y crear un clima de confianza en toda Europa, especialmente en la zona del euro.

1.3. El CESE es consciente de que no pueden darse pasos decisivos de la noche a la mañana, pero deben tenerse debidamente en cuenta dos elementos: a) Europa no puede permitirse posponer decisiones durante años, y b) el primer requisito previo es llegar a un acuerdo en toda la zona del euro sobre los principios de las políticas económicas necesarias, que deben aplicarse mediante una gobernanza efectiva.

1.4. Junto a la convergencia económica, también se precisan la legitimidad democrática, un marco político sólido y un sentimiento compartido de destino común. Con esta perspectiva en mente, pueden darse pasos concretos en el contexto del Tratado y la normativa existentes. A medio o largo plazo, convendría proceder a una revisión del Tratado con el fin de armonizar las disposiciones institucionales con los requisitos indispensables de una verdadera Unión económica y política.

1.5. Es necesario que el Consejo Europeo, los gobiernos nacionales, el Parlamento Europeo, los Parlamentos nacionales y la Comisión Europea formen un sistema coherente, que encarne la legitimidad democrática, la responsabilidad y la transparencia, y sea capaz de actuar con eficacia en interés de los ciudadanos y los agentes económicos.

1.6. Está claro que el actual sistema normativo en que se basa la UE y, particularmente, la zona del euro, ha creado confusión en los planos jurídico, institucional y democrático. Por lo tanto, es preciso cambiar de método. La dinámica política y económica ya no permite a la UE mantener la estructura institucional actual. El CESE considera por ello indispensable profundizar el proceso de integración de la zona del euro.

1.7. En este sentido, presenta una hoja de ruta con las siguientes etapas: 1.7.1. 1a etapa: 1) presidente estable del Eurogrupo;

2) poner en funcionamiento la Conferencia Interparlamentaria;

3) «parlamentarización» de la zona del euro (gran comisión del PE con todos los diputados de los países de la UEM).

1.7.2. 2a etapa: 4) Consejo de Asuntos Legislativos de la UEM;

5) votación de los diputados de los países de la zona del euro sobre asuntos de la competencia de la UEM;

6) un poder ejecutivo (gobierno) para la UEM (Eurogrupo actual y Comisión);

7) refuerzo de los poderes y las competencias de la Conferencia Interparlamentaria (PE y Parlamentos nacionales).

1.7.3. 3a etapa: 8) refuerzo de los poderes del Parlamento Europeo en el ámbito de la UEM (legitimidad democrática) y creación de auténticos partidos políticos europeos;

9) cámara de los Estados (UEM) (gobiernos);

10) separación entre los poderes legislativo y ejecutivo;

11) supresión de la votación por unanimidad.

1.8. Convendría, además, tomar las siguientes iniciativas para preparar y llevar a cabo las etapas anteriormente citadas: — estados generales de la sociedad civil organizados conjuntamente por el CESE/CDR y la Presidencia de la UE y la Comisión;

— conferencia interparlamentaria;

— propuestas del PE para actuar sin necesidad de modificar el Tratado y para revisar el Tratado de Lisboa;

— convención constitucional;

— evaluación de la posibilidad de organizar un referéndum paneuropeo.

2.1. La UEM cuenta ya con un amplio «acervo». Tiene una moneda compartida y un Banco Central; hasta cierto punto, garantiza la coordinación de las políticas presupuestarias y económicas; toma decisiones vinculantes para los países, lo cual, en principio, limita su autonomía económica y presupuestaria; impone condiciones sobre cualquier medida de expansión en los Estados miembros y les obliga a llevar a cabo reformas económicas y sociales.

2.2 Esto significa que la UEM es una federación in itinere, que de momento actúa como «guardiana» pero que todavía no actúa conjuntamente. Su propósito es más sólido que en otros ámbitos y ha fomentado un «ámbito público» de debate. La UEM implica una mayor cesión de soberanía por parte de los Estados miembros, aunque su gestión sigue estando principalmente bajo el control de una estructura tecnocrática.

2.3. Esta es una Unión que debe completarse generando las condiciones necesarias para garantizar que los países que forman parte de ella —o que desean entrar— no solo puedan lograr la estabilidad, sino también el desarrollo y la prosperidad. Unirse a la zona del euro debería ser más ventajoso para ellos que quedarse fuera.

2.4. El estallido de la crisis financiera en 2008 y su posterior evolución, junto con las catastróficas consecuencias para la economía real y la sociedad europea, han dado un toque de atención a todos los que hasta ese momento creían que la estructura de la UEM seguiría funcionando de manera más o menos satisfactoria y que el efecto de arrastre fomentaría de forma armónica la convergencia entre los Estados miembros.

2.5. Poco después de la conmoción inicial, las instituciones europeas empezaron a buscar soluciones a corto plazo para los problemas más urgentes. El establecimiento de mecanismos para mantener intactos la UEM, el euro y la zona del euro ha sido un gran acierto, aunque también se han producido retrasos y omisiones graves, como la falta de planificación común para fomentar el crecimiento y el empleo.

2.6. También supone un gran logro que, en unas circunstancias extremadamente difíciles, se hayan dado pasos productivos —al menos de forma parcial— para construir un terreno más firme para la UEM. El CESE acogió con agrado cada uno de estos pasos, pero también criticó sus limitaciones y presentó otras ideas más apropiadas para abordar la crisis.

2.7. La crisis financiera y económica se convirtió en una desaceleración continua con desequilibrios económicos llamativos entre las economías nacionales. Seis años después, grandes zonas de la UE se encuentran en una situación muy poco deseable de bajo crecimiento y empleo inestable. Las consecuencias económicas y sociales hablan por sí solas.

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