Resolución sobre la contribución del CESE al programa de trabajo de la Comisión Europea para 2017

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21.10.2016 ES Diario Oficial de la Unión Europea C 389/1

El CESE lamenta el resultado del referéndum del Reino Unido a favor de abandonar la UE. Se trataba de una votación democrática, una decisión legítima, pero sus consecuencias no solo afectarán a un Reino Unido dividido, sino también al conjunto de la UE. Ahora se abrirá un largo y difícil proceso de negociaciones para definir todas las condiciones de esta salida. No sabemos cómo ni cuándo se aplicará el artículo 50 del Tratado, pero el CESE solicita el rápido inicio de las negociaciones para responder a la actual incertidumbre sobre el futuro de la UE, así como sobre su estructura institucional y política. La reacción de los mercados financieros es una señal clara de que es probable que se produzca una nueva recesión (y no solo en el Reino Unido), y la UE tiene que reaccionar con urgencia.

El CESE solicita participar plenamente en el proceso de negociación con el Reino Unido. Es evidente que la votación de los ciudadanos británicos es un nuevo y urgente toque de atención a las instituciones europeas; los ciudadanos piden participar en el proceso decisorio de la UE y el impacto del Brexit es una cuestión clave que hay que gestionar también con el pleno apoyo de los ciudadanos de los demás países de la UE. El CESE, que representa a las organizaciones de la sociedad civil, está dispuesto a participar activamente en este proceso.

Por último, el CESE considera que la Comisión Europea debería reconsiderar los diez ámbitos prioritarios de su programa, teniendo en cuenta la necesidad de gestionar urgentemente el Brexit, con todas sus implicaciones políticas, económicas, sociales e institucionales.

1. El Comité Económico y Social Europeo expresa su profunda preocupación por la situación de la Unión Europea. El actual contexto político y económico, en un entorno de creciente desconfianza por parte de los ciudadanos europeos hacia el proceso de integración de la UE, implica que la Comisión Europea debe trabajar para restablecer un espíritu de solidaridad y responsabilidad, como ya indicó en el programa de trabajo para 2016. Existen cada vez más indicios de falta de voluntad por parte de los Estados miembros para encontrar soluciones comunes y cohesivas. Al mismo tiempo, convencer a los ciudadanos para que se apropien de los objetivos de la UE debería ser un pilar de acción de la Unión.

2. La crisis de los refugiados exige una acción humanitaria urgente. Al mismo tiempo, debe prestarse especial atención a la dificultad con la que se encuentran los gobiernos europeos para impulsar soluciones acordadas por todos los ciudadanos europeos, que sienten temor e inseguridad. Deben abrirse corredores legales seguros y la UE debe avanzar firmemente hacia un sistema común de asilo, finalizando las iniciativas políticas y legislativas publicadas en mayo y julio de 2016. La Comisión Europea debería redoblar sus esfuerzos para imponer el Estado de Derecho en la aplicación del acervo de la UE en los ámbitos de la migración y el asilo y garantizar la gestión responsable del espacio Schengen con objeto de restablecer la confianza mutua y la sostenibilidad de la zona de libre circulación. La puesta en peligro del Acuerdo de Schengen supondría un ataque al corazón mismo del proyecto europeo y limitaría su avance. La demanda justa de una gestión y control más regulados de las fronteras exteriores, en el respeto riguroso del Estado de Derecho, la petición legítima de mayor seguridad por parte de los ciudadanos y la demanda de una cooperación más estrecha en la lucha contra el terrorismo no pueden conllevar el levantamiento de barreras dentro de la UE y la restricción de la libre circulación de las personas.

3. La propagación de los sentimientos antieuropeos y la creciente representación política de movimientos xenófobos y populistas en los parlamentos nacionales y en el conjunto de la sociedad suscitan mayor preocupación y amenazan los valores democráticos de Europa. En algunos Estados miembros, estos movimientos están en posición de influir en el gobierno. Esta hostilidad hacia Europa en su conjunto puede dar lugar a un debate arriesgado sobre los mecanismos de autoexclusión concedidos a los Gobiernos sobre la base de sus respectivas necesidades contemporáneas, como ha demostrado el debate en torno al Brexit. La UE tiene que responder a esta deriva hacia el proteccionismo y el nacionalismo confrontándolos también a nivel cultural.

4. Sin embargo, no debemos olvidar o socavar lo que ha logrado la UE hasta la fecha, y la integración económica debe completarse ahora con una integración política y social más profunda. El mercado único es un elemento central de la integración europea y la igualdad de condiciones ha de preservarse a toda costa. Los ciudadanos deben formar parte activa de este progreso. El diálogo a nivel local, nacional y europeo debe reforzarse y estructurarse con la ayuda de la sociedad civil, incluidos los interlocutores sociales, que son cruciales para trazar el nuevo curso de Europa.

5. Los jóvenes son una prioridad para este cambio cultural, ya que son los más afectados por el desempleo, pero también ofrecen el mayor potencial para resolver la crisis. Basándose en las lecciones aprendidas, la «generación Erasmus» muestra apertura y disposición a hablar y a crecer junto con distintas personas y culturas. Por este motivo, la Comisión debe ofrecer oportunidades, aparte de los tímidos resultados de la Garantía Juvenil, para que todos los jóvenes se beneficien de los intercambios europeos, independientemente de su nivel educativo y situación laboral.

6. En un clima económico y social que sigue siendo incierto, se insta a la Comisión Europea a aprovechar todos los recursos disponibles para impulsar el crecimiento, el empleo de alta calidad y el progreso social. Las inversiones financieras, productivas y sociales están lejos de volver a los niveles anteriores a la crisis. Es necesario un entorno macroeconómico que estimule el crecimiento, impulsado por un entorno de inversiones favorable dentro de un mercado interior que funcione bien. Deberían abordarse todos los aspectos de la competitividad internacional, y el aumento de la demanda interna puede servir de trampolín a las empresas europeas en el mercado mundial, estimulando un círculo virtuoso que beneficiará a todo el mundo.

7. La gobernanza económica debe orientarse hacia el crecimiento y el progreso social, aplicando todas las prioridades de la Comunicación sobre las medidas destinadas a realizar la unión económica y monetaria y el Estudio Prospectivo Anual sobre el Crecimiento 2016. Las recomendaciones específicas por país deberían hacer un mejor uso de la flexibilidad del Pacto de estabilidad y crecimiento existente para estimular el crecimiento. El sentimiento de apropiación del Semestre Europeo debe incrementarse, implicando a la sociedad civil en general y reconociendo la especificidad de los interlocutores sociales a nivel europeo y nacional.

8. La Estrategia Europa 2020 actualizada debería vincularse a la Agenda 2030 de las Naciones Unidas que incorpora los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), considera componentes inseparables e interdependientes los aspectos económicos, sociales y medioambientales, y renueva los esfuerzos para cumplir estos objetivos sociales en los que la UE se está quedando atrás.

9. El CESE pide a la Comisión que ejerza su liderazgo para fomentar el consenso y el compromiso en el Parlamento Europeo y el Consejo con el fin de cumplir la agenda interior y exterior de la UE.

10. En este contexto, el CESE pide a la Comisión que centre su programa de trabajo para 2017 en los tres ámbitos estratégicos siguientes, reconociendo que las dimensiones interna y externa y las dimensiones económica, social y política son inseparables:

— Para lograr un plan de inversiones que sumen como mínimo el 2 % del PIB de la UE, el CESE recomienda un estímulo fiscal, a través de inversiones públicas entre otras cosas, orientado a inversiones que estimulen la innovación y el crecimiento, dando prioridad a sectores como la energía, las infraestructuras de transporte y banda ancha, la digitalización, la economía circular con bajas emisiones de carbono, la economía social y las competencias para el emprendimiento y el empleo de calidad. El uso de los fondos europeos debe ser coherente con estos objetivos. Deben promoverse las empresas sostenibles y el crecimiento industrial mediante un plan específico para pyme.

— En cuanto al proceso del Semestre Europeo, el CESE pide a la Comisión que realice un seguimiento preciso y cumpla todos los objetivos, tanto económicos como sociales, relacionados con la elaboración de las recomendaciones sociales específicas por países para registrar resultados tangibles en la consecución de los objetivos de la Estrategia Europa 2020, incluida la lucha contra la pobreza y la desigualdad.

— La realización del mercado único exige un firme compromiso por parte de la Comisión con las prioridades establecidas en 2016. La libre circulación de los trabajadores debe seguir siendo una prioridad; la movilidad justa implica garantizar el cumplimiento de los principios de igualdad de trato y no discriminación por motivos de nacionalidad, de acuerdo con el acervo de la UE para los trabajadores europeos.

— El principio de «igual salario a igual empleo en el mismo puesto de trabajo», como afirmó el presidente Juncker, en el marco de la movilidad laboral de la UE, está...

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