Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo y al Comité Económico y Social Política fiscal en la Unión Europea: prioridades para los próximos años

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COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL CONSEJO, AL PARLAMENTO EUROPEO Y AL COMITÉ ECONÓMICO Y SOCIAL Política fiscal en la Unión Europea: prioridades para los próximos aæos (2001/C 284/03) (Texto pertinente a efectos del EEE) COM(2001) 260 final 1. INTRODUCCIÓN En los oeltimos aæos, la contribución de la política fiscal a los objetivos comunitarios ha estado cada vez mÆs vinculada al desarrollo del mercado interior, a la unión económica y monetaria y a una mayor integración económica. En el contexto de la introducción del mercado interior, la Comunidad adoptó un arsenal legislativo importante en materia de impuesto sobre el valor aæadido (IVA) e impuestos especiales a principios de los aæos noventa, lo que no hacía sino subrayar la ausencia de una política coherente en materia de tributación directa.

Al mismo tiempo, se ponía claramente de manifiesto que las propuestas en materia fiscal se han debatido con demasiada frecuencia de manera aislada y no enmarcadas en el contexto de una política mÆs amplia de la Unión Europea.

En la reunión informal del Consejo de Economía y Finanzas celebrada en Verona en abril de 1996, la Comisión, una vez contrastada la necesidad de progresar en la coordinación fiscal en la Unión Europea con el noemero de decisiones adoptadas en este campo, propuso una visión nueva y global de la política fiscal. Se definieron para la Unión Europea tres retos principales, que se interrelacionan y afianzan entre sí:

la estabilización de los ingresos tributarios de los Estados miembros, el buen funcionamiento del mercado interior, el fomento del empleo.

Al desarrollar este enfoque, la Comisión, en su Comunicación de 1 de octubre de 1997 (1), abogó por una mayor coordinación fiscal en la Unión Europea, y ese documento fue la base para un debate en el Consejo sobre política fiscal el 13 de octubre de 1997. Si bien se ha avanzado lentamente hacia una mayor coordinación fiscal en estos tres aæos y medio, ha habido algunos logros importantes, especialmente en el campo de los impuestos directos. MÆs concretamente, el amplio acuerdo sobre elementos clave del paquete fiscal alcanzado en la reunión del Consejo el 26 y 27 de noviembre de 2000 fue un paso importante para responder a los retos mencionados.

Los esfuerzos para contener la competencia fiscal perjudicial a travØs del Código de conducta sobre la tributación de las empresas y las propuestas sobre la imposición de los rendimientos procedentes del ahorro permitirÆn a los Estados miembros consolidar su capacidad de recaudación de ingresos fiscales, ofreciendo con ello un margen para reducir la elevada presión fiscal media sobre el trabajo. Por lo tanto, es importante que la Comunidad ponga en prÆctica los diversos elementos del paquete fiscal. Pero la Comisión estÆ convencida de que debe hacerse mucho mÆs en el campo de la coordinación fiscal. La Comunidad tiene ahora la oportunidad de situar a los principales destinatarios del mercado interior ciudadanos y empresas en el centro del teatro de operaciones. Por otra parte, el mundo no se ha detenido desde 1996.

La revisión de la política fiscal de la Unión Europea es cada vez mÆs urgente debido a la creciente globalización de la economía y a la forma en que los rÆpidos cambios tecnológicos influyen en el comportamiento de los operadores económicos y en la naturaleza de las actividades económicas. El desfase cada vez mayor entre las decisiones necesarias en el Æmbito fiscal para alcanzar los objetivos que se ha propuesto la Comunidad y los resultados reales conseguidos es verdaderamente preocupante.

La presente Comunicación define la visión de la Comisión acerca de las prioridades fundamentales en materia de política fiscal en la Unión Europea en los próximos aæos. Explica el enfoque general que, en opinión de la Comisión, debe adoptar la Comunidad, teniendo en cuenta objetivos políticos mÆs amplios de la Unión Europea, y resalta varias prioridades en Æreas fiscales específicas. Teniendo en cuenta que el fundamento jurídico de las decisiones sobre fiscalidad va a seguir siendo por ahora la unanimidad, la presente Comunicación analiza tambiØn si se podrían utilizar otros instrumentos apropiados, ademÆs de la legislación, para lograr estos objetivos prioritarios.

  1. CONTEXTO GENERAL PARA EL DESARROLLO DE LA POLTICA FISCAL DE LA UNION EUROPEA La Comunidad se enfrenta actualmente a varios retos importantes, tanto en el interior, donde estÆ completando el mercado interior existente y donde ha realizado la unión económica y monetaria, como en el exterior, donde la Unión Europea se prepara a la ampliación y es parte de la nueva economía global.

    ESC 284/6 Diario Oficial de las Comunidades Europeas 10.10.2001 (1) COM(97) 495, en especial, los apartados 3 a 11, en los que se explicaba la necesidad de la coordinación fiscal.

    2.1. Últimas tendencias en la Unión Europea El Consejo Europeo de Lisboa estableció un objetivo estratØgico ambicioso para la Unión Europea, a saber, '[. . .] convertirse en la economía basada en el conocimiento mÆs competitiva y dinÆmica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible con mÆs y mejores empleos y con mayor cohesión social'. El reciente Consejo de Estocolmo se centró en la consecución de este objetivo.

    Los sistemas impositivos de los Estados miembros deben favorecer la necesaria reforma del mercado: por sí mismo, esto requiere que la Comunidad sitoee la política fiscal en una nueva perspectiva.

    La Conferencia intergubernamental de 2000 ha acordado mientras tanto reformas en las instituciones comunitarias que, a pesar del decepcionante resultado de las negociaciones del Tratado en lo relativo a la toma de decisiones en materia fiscal, prepararÆn el camino para la ampliación. En los próximos aæos la Unión Europea acogerÆ a varios nuevos Estados miembros, cada uno con sus propios sistemas impositivos particulares. Es vital que se consolide y estabilice el corpus de legislación fiscal al mÆximo antes de la ampliación. Igualmente, despuØs de la ampliación serÆ de vital importancia asegurarse de que los impuestos no impiden ni a los Estados miembros actuales ni a los nuevos poder competir en situación comparable o sacar el mÆximo beneficio del mercado interior.

    En la tercera etapa de la unión económica y monetaria, el Pacto para el crecimiento y la estabilidad se ha convertido en centro del debate sobre los cambios presupuestarios.

    Las Orientaciones generales de política económica han planteado nuevos retos a las políticas fiscales de los Estados miembros. Un presupuesto próximo al equilibrio o con superÆvit sigue siendo un requisito previo para la estabilidad macroeconómica. Al tiempo que mantienen estas sanas posiciones presupuestarias, las finanzas poeblicas deben maximizar su contribución al crecimiento y al empleo. Se debe establecer un equilibrio y una secuencia adecuados entre la reducción de la deuda poeblica, el recorte de los impuestos y la financiación de inversión poeblica en Æreas clave. La reducción de la presión fiscal global ofrece la oportunidad de eliminar frenos al empleo, a la actividad empresarial y al crecimiento.

    La Comunicación de la Comisión, de 21 de diciembre de 2000, sobre la contribución de las finanzas poeblicas al crecimiento y al empleo (2) ha revelado que, en general, las reformas fiscales realizadas en los tres oeltimos aæos representan un movimiento en la dirección correcta. Algunos Estados miembros han avanzado en hacer sus sistemas impositivos mÆs favorables al empleo bajando la presión fiscal sobre la actividad laboral, si bien el conjunto de impuestos sobre el trabajo sigue siendo muy alto comparado con los niveles internacionales en muchos Estados miembros. Aunque las reformas varían en alcance y profundidad, la mayor parte de los Estados miembros estÆn reduciendo los impuestos directos sobre la renta de las personas físicas y de las empresas y, en algunos casos, sobre las contribuciones a la seguridad social de los empresarios y los trabajadores.

    El diÆlogo político de la Unión Europea ha fomentado un enfoque integrado con una mayor conciencia de las opciones y obstÆculos políticos en el Æmbito de la imposición. Las reducciones de impuestos se deberÆn efectuar en sectores en los que tengan efectos colaterales ventajosos para la oferta y deberÆn ir acompaæadas de reformas en los regímenes de beneficios con objeto de incrementar el potencial de crecimiento y el empleo. Se ha hecho hincapiØ en la necesidad de reducir la presión fiscal sobre los costes laborales y los costes no salariales de la mano de obra, en particular para la mano de obra relativamente no cualificada y con baja remuneración. Este enfoque se refleja en las Orientaciones generales para las políticas económicas de 2001 (3) y en la Estrategia europea de empleo (4), con recomendaciones específicas para cada Estado miembro y el establecimiento de controles a escala comunitaria.

    TambiØn es esencial conseguir el equilibrio adecuado entre reducción de impuestos, inversión en servicios poeblicos y mantenimiento de la consolidación fiscal a fin de lograr una reducción sostenida de la presión fiscal global.

    La Comunidad no ha estado tan acertada en la promoción de políticas fiscales comunes que sean respetuosas del medio ambiente, y ello a pesar del consenso político sobre sus ventajas. Por ejemplo, en muchos Estados miembros las reducciones en impuestos directos se han producido en un contexto de reformas de impuestos ambientales, en las que se han introducido o incrementado los impuestos energØticos o ecológicos. La reciente tormenta provocada por el incremento de los precios del petróleo ha puesto de manifiesto la necesidad de una política fiscal coherente en materia de energía. Los escasos progresos en este sentido pueden poner en entredicho la capacidad de la Comunidad para cumplir los compromisos asumidos en virtud del Protocolo de Kioto y, en tØrminos mÆs generales, para intervenir en Øste y en otros terrenos de importancia política. En este contexto, la...

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