Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre «Promover una alimentación sana y sostenible en la UE» (Dictamen de iniciativa)

SectionDictamen de propia iniciativa
Issuing OrganizationComité Económico y Social

5.6.2019 ES Diario Oficial de la Unión Europea C 190/9

Ponente: Peter SCHMIDT

Decisión del Pleno 12.7.2018 Fundamento jurídico Artículo 29, apartado 2, del Reglamento interno Dictamen de iniciativa Sección competente Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente Aprobado en sección 31.1.2019 Aprobado en el pleno 20.2.2019 Pleno n.o 541 Resultado de la votación (a favor/en contra/abstenciones) 183/7/5

1.1. El Dictamen del CESE sobre «una política alimentaria integral en la UE», aprobado en diciembre de 2017, abogaba por un enfoque más integrado en relación con la alimentación en la UE. La alimentación saludable y sostenible constituye uno de los «pilares»clave de dicha política alimentaria, por lo que urge adaptar nuestra alimentación a fin de mejorar tanto el bienestar del ecosistema como la salud de la población y la vitalidad de los territorios rurales, en lugar de perjudicarlos.

1.2. Las pruebas —cada vez más numerosas— dejan bien claro que ahora es el momento idóneo para impulsar un cambio de paradigma. El CESE subraya el impulso político actual en políticas como el Decenio de las Naciones Unidas de Acción sobre la Nutrición, la aplicación de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático y las nuevas propuestas sobre el futuro de la política agrícola común. Asimismo, cada vez surgen más pruebas científicas que indican la necesidad urgente de transformar los sistemas alimentarios de Europa y de todo el mundo, por ejemplo, en los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIECC), la Comisión EAT-Lancet, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial e InterAcademies Partnership (asociación interacadémica) (1). Por último, aunque no por ello menos importante, hay una fuerte demanda de la sociedad civil (por ejemplo, por parte de la coalición formada por el proceso del Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles (IPES Food), un reconocimiento por parte de las empresas de su responsabilidad de ayudar en el cambio (por ejemplo, en relación con el desperdicio de alimentos, la economía circular, la reducción de la obesidad, la protección de la biodiversidad, el refuerzo de la cultura, etc.) y acciones a nivel regional y municipal, como a través del Pacto de política alimentaria urbana de Milán, los Proyectos Alimentarios Territoriales en Francia y el Grupo de Ciudades Líderes del Clima C40 (2).

1.3. El CESE aprecia y apoya las iniciativas actuales de la Comisión dirigidas a promover una alimentación saludable y sostenible, como la introducción de disposiciones en la última propuesta de reforma de la PAC para «mejorar la respuesta de la agricultura de la UE a las exigencias sociales en materia de alimentación y salud, en particular en relación con unos productos alimenticios seguros, nutritivos y sostenibles, así como en lo relativo al despilfarro de alimentos y el bienestar de los animales» (3). No obstante, no existe un planteamiento coordinado en cuanto a estas iniciativas.

1.4. La complejidad del nexo alimentación-salud-medio ambiente-sociedad requiere un enfoque en materia de alimentación más exhaustivo, en lugar de uno centrado solo en el comportamiento de los consumidores. Con objeto de aportar cohesión y un propósito común, el CESE solicita que se desarrollen nuevas directrices dietéticas sostenibles que tengan en cuenta las diferencias culturales y geográficas entre los Estados miembros y dentro de los mismos. Limitarse a reducir el uso de recursos en la producción y a cambiar ingredientes no basta para lograr una alimentación mejor o más sana.

1.5. Las nuevas directrices dietéticas sostenibles ayudarían a establecer una orientación más clara para las explotaciones agrícolas, las empresas transformadoras, los minoristas y los servicios de alimentación. El sistema agroalimentario se beneficiaría de un nuevo «marco»para producir, procesar, distribuir y vender alimentos más sanos y sostenibles a precios más justos.

1.6. El CESE pide que se cree un grupo de expertos que formule unas directrices dietéticas sostenibles para toda la UE en un plazo de dos años. Este grupo debería contar con órganos profesionales y científicos pertinentes en materia de nutrición, salud pública, productos alimenticios y ciencias medioambientales y sociales. El CESE está dispuesto a colaborar en los trabajos de dicho grupo de expertos para facilitar la contribución de las organizaciones de la sociedad civil, especialmente a través de su Grupo de Estudio Temporal sobre los Sistemas Alimentarios Sostenibles.

1.7. El CESE reitera la importancia de invertir en la educación en materia de alimentación sostenible desde edades tempranas con el objetivo de ayudar a los jóvenes a apreciar el «valor de la comida». Deberá prestarse especial atención a los grupos vulnerables, en particular las personas con bajos ingresos.

1.8. El CESE señala que un planteamiento europeo común sobre un etiquetado alimentario que reflejase unas directrices dietéticas sostenibles permitiría incrementar la transparencia y disminuir el uso de materias primas baratas e innecesarias que son perjudiciales tanto para la salud como el medio ambiente (por ejemplo, los ácidos grasos trans, el aceite de palma y el exceso de azúcar). La ampliación del etiquetado alimentario para incluir aspectos medioambientales y sociales resultaría beneficiosa para los consumidores, pues les ayudaría a decantarse por opciones más saludables y sostenibles.

1.9. Las directrices dietéticas sostenibles no solo ayudarían al sector comercial, sino que también ofrecerían criterios claros comunes que podrían utilizarse en la contratación pública. Europa necesita que los alimentos estén en el centro de una contratación pública ecológica. En este contexto, el CESE solicita que se adopte urgentemente la revisión de los criterios de la contratación pública ecológica de la UE para los servicios de alimentación y restauración.

1.10. El derecho de la competencia no debería suponer un obstáculo para el desarrollo de directrices dietéticas sostenibles, por lo que deberían adaptarse las normas para favorecer a la economía local, en lugar de poner trabas a la sostenibilidad. Para garantizar una mejor distribución del valor añadido entre las partes interesadas de toda la cadena agroalimentaria, el CESE acoge con satisfacción la posibilidad, introducida para todos los sectores por la reforma de 2013 del Reglamento sobre la organización común de mercados, que permite a las organizaciones interprofesionales notificar a la Comisión Europea los acuerdos destinados a aumentar las normas de sostenibilidad de los productos, con vistas a su autorización en virtud de las normas de competencia. Una producción más sostenible respecto del medio ambiente, la salud animal y las normas de calidad podría permitir a los agentes de la cadena agroalimentaria obtener mejores precios. Organizar conversaciones preliminares con la Comisión podría ayudar a las organizaciones interprofesionales a determinar mejor toda futura notificación.

1.11. El CESE hace hincapié en que toda la gama de instrumentos de gobernanza pública debería considerarse como instrumentos políticos para desincentivar la producción y el consumo de productos alimenticios no saludables, así como fomentar hábitos alimenticios saludables. Los costes externalizados de la alimentación no sostenible suponen una carga «oculta»para la sociedad, la economía y el medio ambiente, que debe reducirse o internalizarse. El CESE pide estrategias políticas adecuadas para aplicar las directrices dietéticas sostenibles, centradas especialmente en los beneficios colaterales para los agricultores y las empresas.

1.12. Europa defiende el derecho de los consumidores a recibir información precisa. A fin de normalizar y facilitar la elección de alimentos saludables y sostenibles, Europa necesita un conjunto de criterios abiertos y basados en pruebas, por ejemplo, por medio de las directrices dietéticas sostenibles acordadas.

2.1. En su dictamen de iniciativa titulado «Contribución de la sociedad civil al desarrollo de una política alimentaria integral en la UE», aprobado en diciembre de 2017 (NAT/711), el CESE pidió que se desarrollara una política alimentaria integral en la UE cuyos objetivos sean crear dietas saludables a partir de sistemas alimentarios sostenibles, vincular la agricultura a la nutrición y los servicios de los ecosistemas y garantizar cadenas de suministro que salvaguarden la salud pública de todos los grupos de la sociedad europea (4). Para cumplir estos objetivos, deben coordinarse las medidas políticas en el lado de la oferta y la demanda, lo que significa que también deben coordinarse la disponibilidad y la asequibilidad de los alimentos a través de una producción alimentaria sostenible, con un mayor acceso y empoderamiento de los consumidores para escoger dietas sanas y sabrosas. Este dictamen de iniciativa pretende enfocar la alimentación saludable y sostenible como uno de los pilares básicos de una política alimentaria de la UE.

2.2. El impulso político para debatir sobre la alimentación saludable y sostenible es elevado: — Según el último informe «El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo»(SOFI) (5), presentado en octubre de 2018 en el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, se ha registrado un incremento de la hambruna en el mundo por tercer año consecutivo. El número absoluto de personas desnutridas ha crecido hasta casi 821 millones en 2017, frente a 804 millones en 2016. La obesidad entre los adultos también está empeorando: más de uno de cada ocho adultos es obeso, esto es, más de 672...

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