Recomendación del Consejo, de 13 de e julio de 2021, sobre la política económica de la zona del euro

SectionSerie C
Issuing OrganizationConsejo de la Unión Europea

15.7.2021 ES Diario Oficial de la Unión Europea C 283/1

(1) Como consecuencia de la crisis causada por la pandemia de COVID-19, la economía de la zona del euro sufrió una recesión repentina y profunda en el primer semestre de 2020. A pesar de la fuerte recuperación económica observada en el tercer trimestre de 2020, que acompañó al levantamiento de las medidas de contención, el repunte de la propagación de la COVID-19 y las nuevas medidas de contención en el cuarto trimestre de 2020 han aumentado aún más la incertidumbre y han mostrado que la zona del euro sigue siendo vulnerable a la persistente crisis sanitaria. La crisis de la COVID-19 ha provocado una serie de grandes perturbaciones de la oferta y la demanda, lo que se traduce en una disminución prevista del producto interior bruto (PIB) del 7,8 % en 2020 según las previsiones económicas de otoño de 2020 de los servicios de la Comisión. Por consiguiente, se prevé que la recuperación en 2021 será más lenta de lo que se había esperado y que una gran brecha de producción de aproximadamente el -7,0 % del PIB potencial de la zona del euro en 2020 no se habrá cerrado para finales de 2021. Existe una incertidumbre considerable sobre las perspectivas económicas, en cuanto a la evolución de la pandemia de la COVID-19 y los cambios de comportamiento de los agentes económicos. La rápida actuación a nivel nacional y de la Unión, incluido el acuerdo alcanzado por el Consejo Europeo sobre el instrumento de recuperación Next Generation EU, ha contribuido significativamente a compensar algunas de las consecuencias negativas de las perturbaciones de la oferta y la demanda y a estabilizar los mercados. Tanto el consumo privado como la inversión se han visto gravemente afectados, lo que, a su vez, ha repercutido negativamente en los precios y salarios. Las perspectivas del mercado laboral también han empeorado, interrumpiendo siete años de mejoras. Hasta ahora, el aumento del desempleo se ha visto mitigado por la aplicación con éxito de medidas ambiciosas en todos los Estados miembros —como los regímenes de reducción del tiempo de trabajo y otras políticas de apoyo destinadas a evitar despidos masivos y grandes pérdidas de ingresos y la consiguiente caída del número total de horas trabajadas—, así como por la disminución de las tasas de actividad.

(2) La crisis de la COVID-19 está incrementando las divergencias económicas entre los Estados miembros de la zona del euro. Son varios los factores de estas divergencias, entre otros: la intensidad y duración de la perturbación causada por la COVID-19; la dimensión e importancia económica relativas de los sectores en los que se producen muchos contactos entre personas (por ejemplo, el turismo, los viajes de negocios y la hostelería); y las diferencias en el margen de maniobra presupuestario. Dichas diferencias afectan a la confianza, a las inversiones y a las perspectivas de crecimiento, así como a las disparidades regionales, que ya existían antes de la crisis de la COVID-19, pero que ahora pueden agravarse. A más largo plazo, la actual crisis podría tener efectos negativos permanentes en el crecimiento potencial y las brechas de ingresos, debido a la reducción del capital humano y físico (tanto tangible como intangible). Esto podría traducirse en un crecimiento aún menor de la productividad laboral y de los ingresos y en una mayor desigualdad.

(3) La reacción rápida y contundente de la Unión, también con Next Generation EU que comprende el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) creado en virtud del Reglamento (UE) 2021/241 del Parlamento Europeo y del Consejo (3), ha impulsado la confianza del mercado y mostrado la solidaridad y la unidad de propósito entre los Estados miembros al coordinar sus esfuerzos para reactivar el crecimiento económico y reforzar la resiliencia económica y social. Se han aprobado en muy poco tiempo una serie de nuevos instrumentos para la Unión y la zona del euro. Dichos instrumentos ya ofrecen una red de seguridad a los trabajadores, a través del Instrumento Europeo de Apoyo Temporal para Atenuar los Riesgos de Desempleo en una Emergencia (SURE), creado en virtud del Reglamento (UE) 2020/672 del Consejo (4), a las empresas, a través del régimen de garantía paneuropeo del Banco Europeo de Inversiones, y a los Estados miembros con el fin de apoyar la financiación a escala nacional de los costes directos e indirectos relacionados con la atención sanitaria, los tratamientos y la prevención y debidos a la crisis de la COVID-19, a través del instrumento de apoyo ante la crisis pandémica del Mecanismo Europeo de Estabilidad, adoptado por Consejo de Gobernadores del Mecanismo Europeo de Estabilidad el 15 de mayo de 2020. La respuesta de la Unión también ha incluido la activación de la cláusula general de salvaguardia del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y un marco temporal para hacer uso de la flexibilidad que permite la normativa de la Unión sobre ayudas estatales. Los fondos de la política de cohesión se han reorientado hacia donde más falta hacen a través de la Iniciativa de inversión en respuesta al coronavirus, con arreglo al Reglamento (UE) 2020/460 del Parlamento Europeo y del Consejo (5), y a través de la Iniciativa de inversión en respuesta al coronavirus plus, con arreglo al Reglamento (UE) 2020/558 del Parlamento Europeo y del Consejo (6).

(4) La aplicación de políticas bien diseñadas en el contexto de Next Generation EU y su principal instrumento, el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, dará un nuevo impulso a los Estados miembros para acometer reformas que propicien el crecimiento y aumentará el nivel y la calidad de las inversiones, en consonancia con los objetivos de resiliencia y las transiciones ecológica y digital. Dicha aplicación debe contribuir a la creación de capital humano y al éxito de la transición laboral de los trabajadores, factores que, junto con los fondos de la política de cohesión, serán esenciales para garantizar la cohesión, fomentar el empleo y la productividad y mejorar la resiliencia económica y social. Son fundamentales los objetivos de crecimiento de la Unión y los retos estructurales nacionales, incluidos los señalados en las recomendaciones específicas por país de 2019 y 2020. La Estrategia Anual de Crecimiento Sostenible de 2021 recogida en la comunicación de la Comisión de 17 de septiembre de 2020, que promueve esos objetivos de crecimiento, presenta siete iniciativas emblemáticas: 1) activación, 2) renovación, 3) recarga y repostaje, 4) conexión, 5) modernización, 6) expansión, y 7) reciclaje y perfeccionamiento profesional. Estas iniciativas emblemáticas representan desafíos comunes que necesitan inversiones y reformas coordinadas. Se anima a los Estados miembros a que canalicen las inversiones, lleven a cabo reformas e integren en mayor...

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