La cultura política del fascismo español

AuthorSebastián Martín
Pages449-470
CAPÍTULO 19
LA CULTURA POLÍTICA DEL FASCISMO ESPAÑOL1
I. LA DICTADURA, ENTRE EL AUTORITARISMO Y EL TOTALITARISMO
Pocos terrenos como la historia política contemporánea de España para
corroborar la validez de aquel aforismo orwelliano a tenor del cual la his-
toria la escriben los vencedores. Llama la atención cómo, en el imaginario
popular, ha conquistado un arraigo casi irrevocable la imagen de la dictadura
franquista como una suerte de régimen autoritario, paternalista y tradicional,
pero bien alejado de los totalitarismos europeos de referencia, ante todo del
alemán. Se llega a admitir que los comienzos pudieron ser violentos, pero el
alcance de la aceptación queda de inmediato moderado al matizarse que se
trató de una guerra civil, donde la violencia fue ejercida de forma brutal por
ambos bandos. Y se reconoce la evidencia del radicalismo de los arranques,
pero a costa de encajarlas en la retórica equidistante de la equiparación de
responsabilidades y de entender que las inclinaciones totalitarias del primer
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ropeas, una especie de máscara que, mudado el contexto internacional, cayó
por el suelo dejando al descubierto la esencia católica y nacional que siempre
había tenido el régimen, en el interior del cual el fascismo auténtico –el de-
positario real de la pulsión de la violencia– no había sido más que una familia
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y nacional imperecedero, colocado ya en el escenario de la Guerra Fría, no
haría sino demostrar de forma retrospectiva la anticipación de los contrarre-
volucionarios españoles en la principal tarea para preservar la cultura occi-
dental: la de combatir el comunismo.
No han faltado los autores que, desde las ciencias sociales y con apariencia
de rigor, han prestado fundamento indirecto a este relato, insistiendo en la
diferencia entre la dictadura de Franco, mero régimen autoritario con cierto
espacio para las libertades y el pluralismo político, y los sistemas verdadera-
mente totalitarios. La diferenciación tipológica llega a servir incluso para sus-
1 Recensión de Ferran GALLEGO, El evangelio fascista. La formación de la cultura
política del franquismo (1930-1950), Barcelona, Crítica, 2014, publicada originalmente en
Quaderni Fiorentini, 44 (2015), 993-1011.
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traer la condición totalitaria al régimen fascista italiano2, que solo presentaría
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germánico3. Con semejante dicotomía, el totalitarismo terminaría siendo un
fenómeno muy acotado, circunscrito a la Alemania del III Reich y a la Rusia
de Stalin, o a la soviética sin más, y vinculado a la intensidad de la represión
y a la cifra concreta de sus víctimas. Sin embargo, a nadie escapa que, cuando
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tados se encuentran predeterminados por las referencias e índices escogidos
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extendida de campos de exterminio, el consiguiente reguero interminable de
víctimas y un pretendido control total de la sociedad por parte del poder es-
tatal expedirían la autorización correspondiente para hablar de totalitarismo.
Todo lo demás caería en el terreno de las dictaduras tradicionales y los regí-
menes autoritarios.
Las cosas pueden incluso complicarse hasta desde este punto de vista.
Bien nota es la valiosa reconstrucción del Estado nacionalsocialista, no cual
Leviathan omnipotente, sino como Behemoth en el que el poder campaba a
sus anchas sin regla alguna que lo limitase, disponiendo arbitrariamente de la
vida y la hacienda, algo incompatible con el control centralizado de todos los
movimientos sociales que se presupone al totalitarismo. Para el caso del III
Reich, la mejor historiografía ha subrayado además la imposibilidad estruc-
tural de mantener bajo vigilancia a toda la población con los efectivos dedi-
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y adhesiones masivas, que ya no son privativos, al menos a nivel de intencio-
nes, de la Alemania de Hitler4. E incluso si la tarea consiste en hacer recuento
de víctimas, los planes efectivos de exterminio del enemigo aplicados por los
militares golpistas en España desde un primer momento, las numerosísimas
2 Sabino CASSESE, Lo Stato fascista, Bologna, Il Mulino, 2010, «V. Uno Stato tota-
litario?». Ni las eventuales continuidades con el Estado liberal, ni las exaltaciones de la
comunidad popular que dan base al Estado, ni la integración disciplinada de la sociedad
en los aparatos estatales son elementos que resten totalitarismo, a no ser que se utilice un
tipo teórico en exceso restringido.
3 Renzo DE FELICE, Mussolini il Duce. Lo Stato totalitario, 1936-1940, Torino, Einau-
di, 1981.
4   
retórica como efectiva, de las dictaduras de entreguerras: Götz ALY, La utopía nazi: cómo
Hitler compró a los alemanes, Barcelona, Crítica, 2006.

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