El régimen parlamentario en el sistema de partidos: la influencia de los partidos políticos en la configuración del sistema parlamentario y en la función de dirección y actuación

AuthorYolanda Fernández Vivas
Pages197-235
EL RÉGIMEN PARLAMENTARIO
EN EL SISTEMA DE PARTIDOS:
LA INFLUENCIA DE LOS PARTIDOS
POLÍTICOS EN LA CONFIGURACIÓN
DEL SISTEMA PARLAMENTARIO
Y EN LA FUNCIÓN DE DIRECCIÓN
Y ACTUACIÓN*
Yolanda FERNÁNDEZ VIVAS**
1. INTRODUCCIÓN
En los últimos tiempos estamos viviendo una etapa bastante convul-
sa, debido a distintas situaciones y acontecimientos que se están pro-
duciendo en nuestro Estado y que afectan a la manera en la que hasta
ahora habíamos entendido e interpretado nuestra forma de gobierno, en
especial, a la manera en la que los partidos políticos están condicionan-
do, por un lado, el propio sistema parlamentario de Gobierno, y por otro
lado, las funciones y la actividad que desarrollan los órganos representa-
tivos, especialmente el Parlamento.
No es una novedad que, de un tiempo a esta parte, se ha producido
una crisis de legitimidad de la democracia representativa. En un sector
importante de la sociedad se ha extendido una pérdida de conf‌ianza en
los partidos políticos y, lo que es más preocupante, en el funcionamien-
to de las instituciones. Las causas que han provocado la desafección y
* Trabajo realizado en el marco del proyecto de investigación «Partidos polí-
ticos: origen, función y revisión de su estatuto constitucional» (DER2017-84733-R,
2017-2020).
** Profesora Contratada Doctora, Universidad de Alcalá; yolanda.fernandez@uah.es.
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el distanciamiento creciente de los ciudadanos hacia sus representantes
y gobernantes son muy diversas y no todas ellas se encuentran en el
ámbito jurídico constitucional 1. Así, hay causas o problemas de natura-
leza social, como la falta de interés de la ciudadanía en la participación
política que se manif‌iesta claramente en el descenso de la militancia en
los partidos y en el desinterés cada vez más amplio por la competición
electoral y todo lo relacionado con los procesos electorales; el descrédi-
to de la clase política provocado principalmente por los innumerables
casos de corrupción o la opinión generalizada de que el Parlamento es
una institución alejada de los ciudadanos, privilegiada, formada por po-
líticos profesionales de escasa dedicación a sus tareas como representan-
te y cuyo interés principal es lucrarse y satisfacer sus propios intereses
o los de su partido 2. También encontramos problemas de carácter más
político, entre los que destacan la pérdida de poder del Estado como
consecuencia del surgimiento de nuevos poderes 3, la incapacidad de los
partidos de llegar a acuerdos, o al menos, a dialogar 4, o el hecho de que
las instituciones se hayan convertido en el terreno en el que los parti-
dos dirimen sus disputas y conf‌lictos, lo que, en ocasiones, provoca que
muchos ciudadanos consideren que las instituciones representativas del
Estado están al servicio de los intereses y de los ritmos que imponen los
partidos políticos para su propio benef‌icio o para el benef‌icio de unos
pocos 5.
La desafección evidente de la ciudadanía se suma a la crisis en la que
se encuentra la institución parlamentaria, que sigue manteniendo 6, en
pleno siglo XXI, la misma estructura decimonónica y que actúa confor-
me a una serie de reglas tal y como fueron formuladas en el origen del
parlamentarismo, a pesar de que hoy la realidad es otra y que el Parla-
mento actual, aunque sigue manteniendo las mismas funciones, actúa
de manera diferente, ya que los partidos políticos se han erigido en los
principales actores de la actividad parlamentaria hasta el punto de que
algunos autores def‌inen a la democracia actual como una «partitocra-
cia» o «grupocracia» 7. Este cambio de paradigma se hace más notorio,
si cabe, en los sistemas parlamentarios de Gobierno como el nuestro,
1 J. ALGUACIL GONZÁLEZ-AURIOLES, Estado de partidos: participación y representa-
ción, Madrid, Marcial Pons, 2013, p. 21.
2 P. GARCÍA-ES CUDERO MÁRQUEZ, «Parlamento y futuro: los retos de la institu-
ción parlamentaria», Cuadernos de Derecho Público, núm. 18, enero-abril de 2003,
p. 193.
3 B. HERNÁNDEZ OLIVER, «Parlamento y Estado de partidos. La democracia con-
temporánea», Revista de las Cortes Generales, núm. 60, 2003, p. 178.
4 Ó. ALZAGA VILLAAMIL, «Sobre el origen de nuestro sistema electoral y sus secuelas
en nuestros partidos y en la dinámica pública», TRC, núm. 45, 2020, p. 113.
5 J. GONZÁLEZ ENCINAR, Derecho de partidos, Madrid, Espasa Calpe, 1992, p. 11.
6 G. SARTORI, «L’avenir des Parlements», Bulletin SEDEIS, núm. 74, 1964, p. 31.
7 A. MANZELLA, «Las Cortes en el sistema constitucional español», en A. PREDIERI y
E. GARCÍA DE ENTERRÍA, La Constitución española de 1978, Madrid, Civitas, pp. 484-485.
Ó. ALZAGA VILLAAMIL, «Sobre el origen de nuestro sistema electoral y sus secuelas en
nuestros partidos y en la dinámica pública», op. cit., p. 134.
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en el que el hecho de que el mismo partido ocupe el Gobierno y osten-
te la mayoría parlamentaria produce que las decisiones de Estado sean
tomadas por la dirección del partido o por el Ejecutivo, trasladándose
después a los órganos constitucionales, sin posibilidad de deliberación
ni de negociación.
Esta situación resulta, a mi juicio, preocupante, ya que partimos de
la base de que el Estado hace el derecho y los principales órganos del
Estado están dominados por los partidos, de manera que si estos no
cuentan con el apoyo consciente y activo de los ciudadanos, la ef‌icacia
del derecho, que es producto de los partidos, puede verse resentida y la
crisis de legitimidad de la política puede provocar, a su vez, la crisis de
legitimidad del derecho en sí mismo, además de afectar al propio funcio-
namiento del sistema representativo democrático 8.
Por ello, deviene fundamental analizar qué es lo que está ocurrien-
do desde la perspectiva constitucional y valorar si los parámetros y
las teorías que hasta ahora habíamos venido aplicando son válidas
para esta nueva realidad o si es preciso encontrar otras alternativas,
dar una nueva interpretación a las reglas y normas ya existentes, o in-
cluso, establecer nuevas reglas que no tienen por qué ser únicamente
en el plano normativo, sino también en la cultura política o en otros
ámbitos.
Así, este trabajo pretende explicar cómo los partidos políticos han in-
f‌luido en la propia conf‌iguración del sistema parlamentario; en concreto,
en lo que tiene que ver con la dirección y actuación del régimen parla-
mentario en un Estado de partidos. Para ello, nos vamos a centrar en
analizar, en primer lugar, cómo los partidos políticos han transformado
la propia conf‌iguración de la forma de gobierno y del régimen parlamen-
tario, y, en segundo lugar, cómo los partidos políticos han transformado
igualmente las funciones, la actividad y la actuación de las instituciones
representativas, en especial del Parlamento.
2. INFLUENCIA DE LOS PARTIDOS EN LA TRANSFORMACIÓN
DEL SISTEMA PARLAMENTARIO DE GOBIERNO
En el Estado liberal de Derecho, origen del sistema parlamentario de
gobierno, surge la necesidad de reforzar la f‌igura del Parlamento como
órgano de representación. Posteriormente, a comienzos del siglo XX, se
procedió a la transformación del Estado liberal en Estado democrático
de Derecho, al que luego se incorporaron los partidos políticos, que han
desempeñado un papel fundamental hasta el punto de que en la actua-
lidad Estado y partidos son dos realidades indisociables, que no pueden
8 J. GONZÁLEZ ENCINAR, Derecho de partidos, Madrid, Espasa Calpe, 1992, p. 11;
G. ESCOBAR ROCA, El Derecho, entre el poder y la justicia. Una introducción crítica al sis-
tema jurídico español, Valencia, Tirant lo Blanch, 2017, p. 236.

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