La evaluación

AuthorAna María Delgado García (Coord.)
ProfessionProfesora de Derecho Financiero y Tributario

La evaluación tiene por objetivo la valoración de la calidad de aprendizaje conseguido por el estudiante.67 El proceso básico seguido para evaluar es el siguiente: en primer lugar, se recoge información; a continuación, se aplican determinados criterios de calidad para, finalmente, emitir un juicio sobre la calidad del aprendizaje, expresado mediante una calificación. No obstante, la evaluación adquiere una nueva dimensión al girar el aprendizaje en torno al estudiante.

La implantación del crédito europeo en las titulaciones y en las diferentes asignaturas supone replantearse alternativas de evaluación y realizar un cálculo del esfuerzo que ha de realizar el estudiante, ya que su trabajo se convierte en el eje de la organización de la actividad docente. En consecuencia, la evaluación debe estar centrada en lo que se ha aprendido, no en lo que se sabe.

Los créditos europeos se consiguen cuando el estudiante supera la evaluación establecida en cada asignatura. En efecto, como señala el art. 5.1 del Real Decreto 1125/2003, de 5 de septiembre, por el que se establece el sistema europeo de créditos y el sistema de calificaciones en las titulaciones universitarias de carácter oficial y validez en todo el territorio nacional, “la obtención de los créditos correspondientes a una materia comportará haber superado los exámenes o pruebas de evaluación correspondientes”.

Ahora bien, en este nuevo escenario, en el que han cambiado las funciones del profesor y del estudiante, el primero continúa manteniendo su papel evaluador del proceso de aprendizaje de los estudiantes.

En este sentido, es necesario reflexionar sobre el sistema de evaluación, ya que debe estar correctamente diseñado para permitir valorar si el estudiante ha alcanzado, como objetivo, no sólo los conocimientos sino también las competencias previamente definidas por el profesor para una materia concreta.68

A este respecto, no hay que olvidar que la forma de evaluar las competencias condiciona la consecución real de la competencia y que el sistema de evaluación aplicado condiciona también la forma de estudiar y el tiempo dedicado al aprendizaje. En efecto, en palabras de SANS, “durante el aprendizaje, los alumnos tenderán a procesar la información a un nivel de complejidad coherente con el nivel de complejidad que se exigirá en la futura situación de evaluación (…). Cuanto más profundamente sea procesada la información que se aprende, es decir cuanto más esfuerzo organizado se haya invertido en el aprendizaje, mejor será este aprendizaje y será más fácil recuperar y aplicar la información. Entonces, cuanto más profunda sea el tipo de pregunta que haga el profesor, más lo será la respuesta de los estudiantes”.69

Además, debe ser una evaluación, especialmente, la final, que permita valorar de forma adecuada todo el trabajo que ha realizado el estudiante y que, por coherencia, debe tener una sistemática similar al proceso de aprendizaje que ha realizado el estudiante.

Todo ello tanto en entornos virtuales como en los que no lo son, si bien la problemática subyacente puede resultar desigual en unos y otros. Y sin olvidar la importancia que en este diseño de la evaluación tienen los recursos disponibles para el estudiante y el papel de orientación y dinamización que juega el profesor universitario.

3.1. Concepto y teorías sobre evaluación

La evaluación no es, como hasta hace poco tiempo casi todos pensábamos, una actividad final encargada de cerrar el ciclo de formación de nuestros estudiantes. En efecto, ya hemos abandonado la idea de que la evaluación es una actividad posterior realizada al final y aparte de la actividad formativa. Hoy en día, hemos entendido la evaluación como un proceso integrado e interrelacionado con el proceso de formación. De un único modo de evaluar, hemos pasado a distintos tipos de evaluación, tarea no exenta de cierta complejidad, que intentaremos brevemente resumir.

La primera definición de evaluación nos la ofreció Ralph W. Tyler en el año 1942. Esta primera definición rezaría más o menos como sigue: “Evaluar es el proceso que tiene por finalidad valorar en qué medida se han conseguido los objetivos que se habían previsto o, en otros términos, valorar el cambio ocurrido como efecto de la formación”.70

Actualmente, los expertos consideran superada dicha definición. Se considera especialmente restrictiva y nos proponen otras en las que se recogen la pluralidad de perspectivas que durante los años 70 y 80 se fueron generando. En nuestros días, la evaluación se suele plantear como un proceso íntimamente ligado a la formación, desde el momento inicial de la planificación hasta la comprobación de sus resultados, que tiene como objetivo detectar aquellos elementos que funcionan correctamente y cuáles no, con la finalidad última de garantizar la calidad global del proceso de formación. Se ha pasado de una evaluación centrada en los productos a una evaluación centrada en los procesos.

Una posible definición en este sentido de evaluación sería la siguiente: “La evaluación es un proceso sistemático de obtener información objetiva y útil en la que apoyar un juicio de valor sobre el diseño, la ejecución y los resultados de la formación, con el fin de servir de base para la toma de decisiones pertinentes y para promover el conocimiento y comprensión de las razones de los éxitos y los fracasos de la formación”.

De modo que nos hallamos ante una definición de evaluación que ha dejado de centrarse en la legitimación del estudiante, para poner el acento en la optimización del proceso. La finalidad del proceso no es otorgar una nota, sino conseguir un aprendizaje.

Los primeros años de la educación on line se han llevado a cabo desde un marco conceptual conductista/cognoscitivista71, sin embargo, las últimas recomendaciones de los expertos nos proponen hacerlo en el futuro desde aproximaciones constructivistas,72 sin por ello abandonar radicalmente las bondades de las teorías más tradicionales. Las teorías constructivistas, advierten los metodólogos, son más adecuadas al nuevo marco europeo de educación superior.73 El EEES pretende que el estudiante adquiera a lo largo de su formación unas determinadas competencias que lo preparen para la vida profesional, lo que exige un diseño curricular por competencias y un material docente adecuado a la consecución de dichos objetivos. Este nuevo escenario, que pone más énfasis en lo que aprende el estudiante que en lo que le enseña el profesor, debe incluir una nueva manera de enfocar la evaluación del proceso de aprendizaje del estudiante, que tenga realmente en cuenta la adquisición de las mencionadas competencias y habilidades.

Tradicionalmente, la evaluación se ha orientado más hacia el resultado, condicionada por un enfoque conductista. Actualmente, como se ha dicho, los especialistas consideran más...

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