La cobertura mediática de la construcción europea: el Tratado de Lisboa

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El capítulo que sigue aborda el núcleo de este trabajo y se centra en el análisis cualitativo y de contenido de los cuatro meses de 2007 objeto de estudio, que son marzo, junio, octubre y diciembre, en los que el Tratado de Lisboa cobró forma y recuperó contenidos, los de la Constitución Europea. De hecho, entre los cuatro referéndum en 2005 y el inicio de los trabajos para rescatar la Carta Magna tan sólo hubo una pausa para reflexionar acerca de las causas que llevaron a los franceses y holandeses a rechazar la Constitución, que concluyó con la decisión de la presidencia alemana de la Unión de retomar los trabajos para dotar a la Unión de un nuevo texto que pudiera hacer que funcionara de una forma más ágil.

Lo que nos lleva además a destacar que esta investigación pretende dar continuidad a un tema escasamente abordado desde el punto de vista mediático, con el fin de proporcionar sentido a lo que pasará, después de saber a ciencia cierta lo que pasó y por qué. Estas dos últimas cuestiones las abordamos a partir del relato construido con noticias sobre la construcción europea fragmentadas en tiempo y espacio a lo largo de esos cuatro meses, que nos ofrecieron una óptima perspectiva, tanto si la insertamos en el amplio contexto en el que ocurrieron los hechos, como si prescindimos de los aditivos con los que a veces se emborrona la realidad.

Para ello examinamos cualitativamente y a partir de una serie de cuantificaciones de datos 280 informaciones y 214 fotografías con que contó el Tratado de Lisboa en marzo, junio, octubre y diciembre de 2007. A estos datos hay que sumar la visión ofrecida por los 103 artículos de opinión y 18 editoriales que se escribieron esos meses sobre el nuevo texto.

El método utilizado se basa en técnicas cualitativas de recogida de datos que, como dicen García Galera y Berganza Conde, aportan una información sobre los fenómenos sociales "más rica y profunda que la que se puede obtener mediante técnicas cuantitativas"109. Con ellos, clasificados en varias unidades de análisis, se interpreta la realidad investigada con la finalidad de comprenderla a través de

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sus significados, motivos e incluso emociones, para poder así realizar una contrastación.

Gráfico 6.1. Análisis de la cobertura del Tratado de Lisboa en la prensa española en 2007.

[VER PDF ADJUNTO]

Fuente: Elaboración propia.

Por ello, el proceso comienza por una clasificación de los datos y continúa con el análisis, elaboración e interpretación de los mismos para establecer varias conclusiones. Según Ander-Egg, "el propósito del análisis es resumir y comparar las observaciones llevadas a cabo en forma tal que sea posible materializar los resultados de la investigación con el fin de proporcionar respuestas a los interrogantes de la investigación (...). El objetivo de la interpretación es buscar un significado más amplio a las respuestas mediante su trabazón con otros conocimientos disponibles: generalizaciones, leyes, teorías, etc."110.

6.1. 2007: alemania mueve europa

La revitalización del proceso político europeo empezó a ganar fuerza en marzo de 2007 gracias al impulso que le proporcionó la Presidencia alemana de la Unión. Con la canciller Ángela Merkel y su empeño por dotar a Europa de un texto que la

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hiciera más útil y ágil, los líderes de los Veintisiete se vieron irremediablemente inmersos en el primer tercio del año en el reinicio de los debates sobre el rescate de la Constitución Europea.

Con más aliados que detractores, la necesidad de reactivar el proceso tras una pausa de dos años, la que provocaron los ‘noes’ de Francia y Holanda a la Constitución en 2005, se convirtió en una obligación que obedeció a sus responsabilidades como gobernantes, por cuanto sus decisiones en el ámbito europeo afectan a los territorios que lideran, y para con los ciudadanos, consultados en cuatro países y mayoritariamente, teniendo además en cuenta los ‘síes’ de España y Luxemburgo, a favor de la Carta Magna, lo que derivó en la búsqueda de una salida para ella.

No en vano, en el Consejo europeo de diciembre de 2006 la mayoría de líderes se mostraron partidarios de mantener todos los elementos del Tratado Constitucional o, en todo caso, conservar los máximos posibles, y en enero de 2007, dos meses antes de la conmemoración en Berlín del 50 aniversario del Tratado de Roma, que dio origen a la actual Unión Europea, los Amigos de la Constitución celebraron en Madrid una reunión para impulsar el texto y mostrar su respaldo a Alemania en su objetivo de reanimar el proceso constitucional.

Para ello, Merkel quiso convertir el aniversario del Tratado de Roma en el principio de la elaboración de un nuevo texto, rescatando sustancialmente la Constitución, con la llamada "Declaración de Berlín", de forma que ésta supusiera un compromiso y una "hoja de ruta" encaminada hacia ese fin para debatirla en la siguiente cumbre, la de junio.

En esa tarea se implicaron políticos y periódicos, que devolvieron a las páginas de la prensa española la cuestión europea con informaciones que explicaron qué es la Unión Europea, para qué sirve, cómo funciona, qué la caracteriza y qué le preocupa, hablaron de sus ciudadanos y de sus inquietudes, y de los líderes, sus posiciones y oposiciones, con una clara protagonista, Ángela Merkel, a la que dedicaron fotografías, titulares, editoriales, caricaturas, artículos y una opinión unánime, la de que su liderazgo y tesón derivarían en la indubitada salida del parón constitucional.

6.2. Marzo: el impulso político al rescate constitucional

Alemania ejerció el primer semestre de 2007 la presidencia de turno de la Unión, caracterizada por el empeño de su canciller, Angela Merkel, en rescatar lo sustancial de la Constitución europea y redactar en los siguientes doce meses un nuevo Tratado, tras más de un año de reflexión después de los ‘noes’ de Francia y Holanda en el referéndum del texto en la primavera de 2005.

Para ello, impulsó la Declaración de Berlín el 25 de marzo, con motivo del 50 aniversario del Tratado de Roma, con la que los líderes se comprometieron a

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establecer los "fundamentos comunes renovados" antes de las elecciones euro-peas de junio 2009. Es decir, aunque no suscribieron el texto con el que algunos mantenían discrepancias y por ello lo dejaron en manos de las instituciones, sí se obligaron a poner en marcha un Tratado que incluiría lo sustancial de la Constitución europea.

Merkel fue considerada en marzo por la prensa española el motor de la Unión por su perseverancia en impulsar este nuevo texto, y de hecho copó con nombre propio un tercio de los 57 titulares, el primero de ellos el 9 de marzo: "Merkel defiende la Declaración de Berlín como preludio de un nuevo Tratado"111.

Aunque en el texto no se mencionarían los términos "Constitución" ni "tratado"112, la canciller alemana incluiría una velada referencia a la primera para dejar claro que el camino acabaría en la firma de un nuevo Tratado, prevista para diciembre, y al segundo con el fin de acelerar el paso mediante un calendario hacia ese objetivo, con una Conferencia Intergubernamental en junio que acabaría en él modificando únicamente lo susceptible de serlo en la Constitución.

En la tarea por evitar la discusión comenzó el debate y una incipiente negociación con "absoluto sigilo y confidencialidad"113, preludio de las intensas reuniones de junio, para promover el consenso y lograr la firma de una Declaración que evidenciara la unidad de los Veintisiete. En ese empeño hubo cesiones y renuncias, como las de evitar menciones a las raíces cristianas de Europa -como quería Polonia y se oponía Francia-, a cambio de incluir -pese a esta última- alusiones a las futuras ampliaciones, así como a la inmigración -como aspiraba España- y al euro -mención que no gustó a daneses y británicos, pues no lo utilizan-.

Todo ello en medio de la gran celebración que preparaba Merkel en Berlín para conmemorar 50 años de Europa en paz, con éxitos económicos como la moneda única, el euro, o desafíos como la globalización. Como preludio, la cumbre europea sobre el cambio climático, que acordó reducir las emisiones de CO2...

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