Prefacio

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PREFACIO

Por «Época de la Transición» se entiende aquí el periodo durante el cual la An-

tigüedad tardía se transforma en Medioevo. De aquellos siglos, este libro quisiera

afrontar, en particular, el perfil relativo a la Historia Jurídica, lo cual significa trans-

ferirse a una suerte de «tierra de nadie». En su integridad, de hecho, esa Época no se

incluye en los programas de los historiadores del Derecho romano, pero tampoco en

aquellos que se ocupan de la «historia del derecho medieval y moderno». Al propósi-

to, un autor de inicios del siglo XIX– Nino Tamassia –usó la imagen de una montaña

al pie de la cual– aunque dispuestos en dos colinas opuestas– los investigadores de

una y otra disciplina trabajan con el objetivo común de construir una galería. Se

dice que, en los últimos decenios, los ‘romanistas’ se han dado a la ardua tarea de

ampliar notablemente su ámbito de las investigaciones sobre la Antigüedad «tardía»,

mientras que sus colegas al otro lado de la colina, prefieren, en general, cultivar otras

épocas históricas, épocas más cercanas a nosotros. Al contrario, la Alta Edad Media

tiende a desaparecer de los programas de los cursos de Jurisprudencia y los estudian-

tes cuentan con información muy escasa. Retomando la metáfora, podría decirse que

los trabajos continúan, pero solo desde una de las colinas de la montaña.

Sin embargo, levantando un poco la vista, se nota cómo por el contrario, tanto

en Italia como en el extranjero y en particular en el mundo anglosajón, precisamente

el interés por estas épocas lejanas ha venido creciendo en los últimos años. Libros

científicos y de divulgación, pero también novelas históricas, cine y programas te-

levisivos, con frecuencia tienen por objeto personajes y eventos que han marcado la

caída del Imperio Romano, la llegada y la toma del poder de los bárbaros o bien, la

persecución contra los cristianos y la sucesiva imposición de las instituciones reli-

giosas en la realidad social y política.

Los motivos de esta renovación pueden ser varios. La Época de la Transición se

caracteriza por las profundas transformaciones que la atravesaran y por una evidente y

radical mutación de los valores sociales apreciados. En varios aspectos, aquel tiempo

tan lejano no puede dejar de recordar nuestro presente: las crisis económicas recurren-

tes (debidas a la ruptura de aquel equilibro que había permitido un proceso de econo-

mía ‘global’ capaz de involucrar por entero al Mundo Mediterráneo, pero también de

tocar regiones mucho más lejanas); la reacción, a menudo desordenada y violenta, a