Europa en el pensamiento del Doctor Andrés Laguna

AuthorRegina Ma. Pérez Marcos
ProfessionUniversidad Nacional de Educación a Distancia
Pages227-262
1. La formación del concepto de Europa

El moderno concepto de Europa, entendida como una entidad superior, civil y moral, más que geográfica, basada en la tolerancia religiosa, en la laicización del pensamiento, en la fe, en el progreso científico, material y moral, culmina en el siglo XVIII, en estrecha vinculación con el racionalismo ilustrado. No obstante, la formación de la idea de Europa se vertebra en diversas fases a lo largo de la Historia1.

Si bien ya desde la Antigüedad y desde el triunfo del Cristianismo estaban sentadas, de hecho, las bases de la civilización europea, un primer concepto de Europa en el sentido de la unidad política y espiritual, acuñado al margen de la república cristiana medieval y con connotaciones puramente laicas fue formulado en el Renacimiento apareciendo netamente perfilado en el pensamiento de Maquivelo. Pero, en el momento en que los hombres de Europa percibieron sus peculiares características y reflexionaron sobre ellas tomando conciencia clara de ser ellos y su tierra elementos de un complejo histórico peculiar y distinto de los que habitaban al otro lado del Mediterráneo, sólo es identificable a partir de la Edad Moderna.

La experiencia de nuevos mundos y la sustitución, tras la Reforma, de la unidad católica por otros ideales políticos y culturales, fueron las causas principales que indujeron a los europeos a tratar de delinear con más claridad sus propias Page 227 características, en contraposición a las de los demás, procurando reunir a las naciones que hasta entonces formaban parte de la Cristiandad a partir del hecho consumado de la división religiosa. La mentalidad renacentista, sin embargo, pese a la modernidad de sus afirmaciones, se limitó en muchos aspectos a dar continuidad al saber medieval aferrándose a la idea del mundo griego y romano y volviendo a las discusiones de la era platónica y aristotélica y a los discursos de Cicerón.

Tan característica contradicción llevada al terreno de la formación del concepto de Europa desvela la coexistencia en el siglo XVI, en un mismo plano, de las ideas de una Europa grande que se extendía por un contorno geográfico de raíz cultural única y de dominación cristiana, minoritariamente arraigada en el Emperador y en quienes llevaban la cultura secular muy adentro, y la que asumían la mayoría y sus rectores en defensa del terruño, como derivación de la defensa del condado feudal autónomo.

En la España de Carlos V, aparentemente fiel a los ideales de la Cristiandad y con voluntad de mantener la unidad católica, también se tuvo desde fecha muy temprana la intuición de que podía darse una evolución diferente, materializada, en la praxis, en una política que hubiese permitido a las naciones de la Europa católica y protestante unirse en torno a los ideales superiores heredados de la Antigüedad clásica y del Cristianismo2. Esta es la visión de Europa que formuló el doctor Andrés Laguna, un devoto cristiano, a mediados del siglo XVI.

2. El doctor Andrés Laguna: un hombre del renacimiento

La vida de Andrés Laguna transcurrió en su práctica totalidad en la primera mitad del siglo XVI. No se sabe a ciencia cierta cual fue la fecha de su nacimiento. pero murió en Guadalajara el 18 de diciembre de 1559. Su formación y la mayor parte de su actividad profesional coincidió con el reinado de Carlos V, aunque sus últimos años pertenecieron al reinado de Felipe II.

Procedente de un linaje de judeoconversos3, Andrés Laguna nació en Segovia hacia 14994. Su padre, Diego Fernández de Laguna, también médico, y de Page 228 Segovia, compró al Rey una ejecutoria de nobleza hacia 1480, probablemente tras su bautismo, como era costumbre. Pese a su buena estrella, Andrés Laguna arrastraría a lo largo de toda su vida un cierto complejo de converso que le llevó por consejo de su padre, tras una intensa instrucción primaria recibida en Segovia (dedicada al aprendizaje del latín) y Salamanca (donde estudió dialéctica y recibió el grado de bachiller en artes), a una temprana emigración para encaminarse a París en cuya Universidad estudió griego, perfeccionando su formación el lenguas clásicas, e iniciando sus estudios de medicina hacia 1535. En 1536 regresó a Segovia, siendo inmediatamente reclamado por la Universidad de Alcalá, donde le fue confiada una cátedra. En 1539 fue llamado por el Emperador para que acudiera a Toledo a asistir, junto con otros doctores de la Corte, a la Emperatriz en su alumbramiento del que, con el correr de los años, sería Felipe II y que la costó la vida. Aunque nunca fue cortesano, animado por los aires internacionales que predominaban, consiguió ser asociado a la comitiva imperial y viajó por Inglaterra, Alemania, y los Países Bajos, estableciéndose en Gante en 1540 para ejercer la medicina, siendo reclamado en ese mismo año por la ciudad imperial de Mezt, capital del ducado de Lorena, para ejercer como asalariado al servicio de la república sus conocimientos médicos, literarios, políticos y religiosos, en pro de la causa católica del Emperador frente al incipiente protestantismo. En 1543, debido a su reputación, fue reclamado por la cercana ciudad de Colonia, realizando allí una estancia temporal durante la cual pronunció, por encargo de la Universidad de dicha ciudad su célebre Discurso sobre las calamidades públicas ocasionadas por la epidemia, los terremotos, y las guerras de religión, para calmar las agitadas pasiones, reanimar los abatidos espíritus, y devolver al país la tranquilidad y el bienestar que tanto necesitaba.

En 1545 pasó a Nancy llamado por el duque de Lorena, que se hallaba gravemente enfermo, permaneciendo allí durante 5 años para pasar después a Bolonia, en cuya Universidad se le concedió el grado de doctor honoris causa como médico el 10 de noviembre de 1545, y en el mismo año a Roma, donde recibió del papa Paulo III, en reconocimiento de su sabiduría, los nombramientos honoríficos de soldado de San Pedro, Conde Palatino, y caballero de la Espuela de Oro. Desde la ciudad Santa acudió a Alemania para atender al cardenal D. Francisco Bobadilla y Mendoza, quien le nombró su médico de Cámara. En 1548 se trasladó a Venecia al servicio de D. Juan Hurtado de Mendoza, embajador de España en aquella república. En febrero de 1550 fue nombrado médico de cámara del papa Julio III, tras cuya muerte, en marzo de 1555, se trasladó a Amberes. Page 229 Murió de camino a Segovia (en Guadalajara) en 1560 cuando viajaba de regreso de Francia formando la comitiva que, encabezada por el duque del Infantado, fue comisionada por Felipe II para recibir y acompañar a su futura esposa, Isabel de Valois.

En todas estas partes Andrés Laguna escribió tratados doctísimos sirviendo a la causa de la Iglesia y del Emperador, tal vez para hacerse perdonar su origen5. Como otros muchos personajes de origen converso (el obispo Arias Dávila, o Luis Vives... etc.) hubo de pasar la mayor parte de su vida peregrinando por tierras extrañas, pese a que usó de todas las prerrogativas reservadas para los católicos españoles. Volvió a Segovia en 1557 donde también pudo haber alguna simpatía por los comuneros segovianos en la familia Laguna, ya que su casa de Segovia era contigua a la de Bravo (ejecutado en 1521). Este dato suscitó ya la duda, dado el escaso número de letrados, médicos y boticarios que aparecen entre los comuneros que sufren condena en Segovia6.

La figura y la obra de Andrés Laguna están vinculadas con el movimiento humanista de la primera mitad del siglo XVI7, no sólo por su labor como médico, sino también por sus facetas política y filológica. Fue un claro representante de la medicina humanista del Renacimiento europeo8 cuya actitud doctrinal ocupa una posición central en el galenismo del siglo XVI, y también en la producción literaria9. En él encontramos el equilibrio de los dos platillos de la balan-Page 230za del humanista: la traducción comentada (Dioscórides, Catilinarias); y la obra original: Anatomica methodus seu de sectione humani corporis contemplatio de 1525, o el Discurso sobre Europa, de 1543. Encarnó la paradoja de dos mundos: el antiguo y el moderno10.La faceta humanista del Dr. Laguna ha sido ampliamente analizada.11

Como hombre del Renacimiento al igual que sus contemporáneos, sintió su momento como un tiempo de catástrofe, de decadencia y de hundimiento de la civilización, debido principalmente al desorden que imperaba en Europa. Pero, tal vez, sea la mejor forma de comprender la trascendencia del Dr. Laguna, comenzar por referirnos su erasmismo claramente visible en algunas de sus obras, en que no hace diferencias en cuanto a conducta entre turcos y cristianos, considerando que tanto los unos como los otros, cometían malas acciones. Este principio de relatividad moral introduce en la obra de Andrés laguna un elemento de racionalidad muy próximo a la mentalidad erasmista que también expresa en las críticas a los clérigos que explotan la caridad y la credulidad de los fieles; o la crítica a las reliquias, en la oración meramente verbal y la cuestión de las simonías etc. Por otra parte, manifiesta una palpable contraposición entre la teología y la medicina, propia de la mentalidad de un médico apegado a lo empírico y experimental, pero también una postura propia del racionalismo. El erasmismo de algunas obras del Dr. Laguna es evidente a todas luces, y mantiene un paralelo con el de carlos V, quien defendía una política erasmista12. Page 231

3. El discurso sobre Europa y su tiempo

Las autoridades de Colonia, persuadidas de que sólo A. Laguna podía devolver al país la tranquilidad, le encargaron que pronunciase un discurso sobre las calamidades públicas ocasionadas por la epidemia, los terremotos y las guerras de religión, especialmente...

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